SEMANA DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS
Cristo, fundamento único de la Iglesia
(1 Cor 3, 1-23)
Presentación
Introducción
Tenemos el gusto de anunciar el nacimiento de una nueva etapa de
colaboración entre el Consejo Pontificio para la Promoción de la
Unidad de los Cristianos (Iglesia Católica) y la Comisión Fe y
Constitución (Consejo Ecuménico de las Iglesias). En efecto, una
nueva etapa hacia la unidad de los cristianos. Este año, por primera
vez, el texto de la Semana de oración por la unidad de los
cristianos no sólo ha sido preparado en común por el Consejo
Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y Fe y
Constitución, sino que se publican conjuntamente por los dos
organismos las versiones francesa e inglesa. Agradecemos muy
sinceramente a la Conferencia Episcopal Española haber asumido
generosamente la responsabilidad de traducir al español este
folleto.
Os animamos a hacer buen uso de este texto, naturalmente en la
semana especial y a lo largo del año, como base para vuestra oración
personal y pública por la unidad durante este año.
Brian Farrel,
Secretario Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los
Cristianos
Buscar la unidad durante todo el año
Tradicionalmente, la Semana de oración por la unidad de los
cristianos se celebra del 18 al 25 de enero. Estas fechas fueron
propuestas en 1908 por Paul Watson para cubrir el periodo entre la
fiesta de san Pedro y la de san Pablo. Esta elección tiene un
significado simbólico. En el hemisferio Sur, donde el mes de enero
es tiempo de vacaciones de verano, se prefiere adoptar igualmente en
otra fecha, por ejemplo en torno a Pentecostés (sugerido por el
movimiento Fe y Constitución en 1926) que representa también otra
fecha simbólica para la unidad de la Iglesia.
Guardando esta flexibilidad de espíritu, os animamos a considerar
estos textos como una invitación para encontrar otras ocasiones, a
lo largo del año, y expresar el grado de comunión que las Iglesias
ya han alcanzado, y orar juntas para llegar a la plena unidad
querida por Cristo.
Adaptar los textos
Estos textos que han sido propuestos, cada vez que sea posible, se
procurará adaptarles a las realidades de los diferentes lugares y
países. Al hacerlo, se deberá tener en cuenta las prácticas
litúrgicas y devocionales locales así como el contexto
social-cultural. Tal adaptación deberá comportar normalmente una
colaboración ecuménica.
En muchos países, las estructuras ecuménicas existen y permiten este
género de colaboración. Esperamos que la necesidad de adaptar la
«Oración» a la realidad local pueda animar la creación de esas
mismas estructuras allí donde éstas no existen todavía.
Utilizar los textos de la Oración por la unidad de los cristianos
Para las Iglesias y las Comunidades cristianas que celebran juntas
la «Oración» durante una sola ceremonia, este folleto propone un
modelo de Celebración ecuménica de la Palabra de Dios.
Las Iglesias y las Comunidades cristianas pueden igualmente servirse
para sus celebraciones de las oraciones y de otros textos de la
Celebración ecuménica de la Palabra de Dios, de los textos
propuestos por el Octavario y de las oraciones presentes en el
apéndice de este folleto.
Las Iglesias y Comunidades cristianas que celebran la «Oración por
la unidad de los cristianos» cada día de la semana, pueden encontrar
sugerencias en los textos propuestos para el Octavario.
Si se desea realizar estudios bíblicos sobre el tema del año 2005,
pueden servir de apoyo igualmente los textos y las reflexiones
bíblicas propuestas para el Octavario. Los comentarios de cada día
pueden concluir con una oración de intercesión.
Para las personas que desean orar en privado, los textos de este
folleto pueden animar sus oraciones y su llamada a la comunión con
todos aquellos que oran en todo el mundo por una mayor unidad
visible de la Iglesia de Cristo.
TEXTO BÍBLICO PARA EL AÑO 2005
(1 Cor 3, 1-23)
“Hermanos, no me fue posible entonces trataros como a hombres
maduros en el espíritu; tuve que hacerlo como a personas inmaduras,
como a cristianos en estado infantil. Os nutrí con leche y no con
alimentos fuertes, ya que no erais capaces de más. Y tampoco lo sois
ahora. Aún estáis sujetos a las apetencias humanas. Pues mientras
haya entre vosotros envidias y rivalidades, es señal de que os
dominan esas apetencias y de que no habéis superado el nivel
puramente humano. En efecto, cuando uno dice: “Yo estoy con Pablo”,
y otro “Yo con Apolo”, ¿no demostráis que sois todavía demasiado
humanos?
¿Qué es, en definitiva, Pablo? ¿Y qué es Apolo? Simples servidores
que os condujeron a la fe, valiéndose cada cual del don que Dios le
concedió. Yo planté y Apolo regó, pero fue Dios quien hizo crecer.
Así que ni el que planta ni el que riega cuentan para nada; Dios,
que hace crecer, es el que cuenta. Y entre el oficio de plantar o el
de regar no hay diferencia, si bien cada uno recibirá el salario en
proporción a su trabajo. Lo único que nosotros hacemos es colaborar
con Dios; vosotros sois el campo que Dios cultiva, la casa que Dios
edifica.
Yo, respondiendo al don que Dios me ha concedido, he puesto los
cimientos como buen arquitecto; otro es el que levanta el edificio.
Mire, sin embargo, cada uno cómo lo hace. Desde luego, el único
cimiento válido es Jesucristo, y nadie puede poner otro distinto.
Pero sobre ese cimiento puede construirse con oro, plata y piedras
preciosas, o bien con madera, paja y cañas. El día del Señor hará
luz sobre el valor de lo que cada uno haya hecho, pues ese día
vendrá con fuego, y el fuego pondrá a prueba la consistencia de la
obra de cada uno. Aquel cuyo edificio, levantado sobre el cimiento,
se mantenga firme, será premiado; aquel cuyo edificio no resista al
fuego, perderá la recompensa. A pesar de lo cual, él se salvará, si
bien como el que a duras penas escapa de un incendio.
¿Ignoráis acaso que sois templo de Dios y morada del Espíritu
divino? Si destruís el templo de Dios, Dios mismo os destruirá a
vosotros; no en vano el templo de Dios es algo santo, y vosotros
mismos sois ese templo.
Que nadie se engañe. Si alguno de vosotros presume de listo según
los criterios de este mundo, mejor será que se convierta en necio,
para alcanzar así la verdadera sabiduría. Porque la sabiduría del
mundo es necedad a los ojos de Dios. Así lo dice la Escritura: Dios
atrapa a los sabios en su propia astucia. Y en otro lugar: El Señor
sabe lo vanos que son los pensamientos de los sabios.
Que nadie, pues, ande presumiendo de quienes no pasan de ser
hombres. Todo os pertenece: Pablo, Apolo, Pedro, el mundo, la vida,
la muerte, lo presente y lo futuro; todo es vuestro. Pero vosotros
sois de Cristo, y Cristo es de Dios”.
Traducción ecuménica del Nuevo Testamento
INTRODUCCIÓN TEOLÓGICA Y PASTORAL
Cristo, fundamento único de la Iglesia
(1 Cor 3, 1-23)
Este tema ha sido elaborado en un contexto de fe caracterizado por
las nuevas posibilidades que se ofrecen a la Iglesia. Después de más
de diez años, las Iglesias de Eslovaquia conocen un periodo de
renovación y desarrollo tras una cuarentena de años de situación
política que, aunque podían existir, se impedía su expansión y se
limitaba su testimonio en la sociedad. Para preparar el tema de la
Oración por la Unidad de este año, el grupo reflexionó sobre las
siguientes cuestiones:
1. ¿Cuál es el fundamento sobre el cual se construye la nueva
“existencia” de sus Iglesias?
2. ¿Existe un espacio de creencia en la unidad dentro del proceso de
fe de las respectivas comunidades confesionales?
3. ¿Cuáles son los medios para fortalecer el servicio de la Iglesia?
En el Nuevo Testamento se encuentran las cartas dirigidas a las
Iglesias para animarlas en su creencia espiritual viviendo en un
mundo frecuentemente hostil a los valores del Evangelio. Entre
ellas, la primera carta a los cristianos de Corinto es el texto
sobre el que se basa el trabajo del grupo preparatorio. La reflexión
que sigue es una introducción teológica y pastoral al tema de este
año y al octavario de oración, que se inspira principalmente en la
situación eslovaca y en la experiencia reciente de sus comunidades
cristianas. El deseo del grupo preparatorio es que estas
consideraciones puedan estimular a las Iglesias en su contexto
específico, sea la que sea la situación en la que se encuentren sus
comunidades cristianas, tanto si se trata de fe como si está en
declive.
Crecer en la fe significa crecer en la unidad
Sobre la experiencia del crecimiento en la fe se constata en
Eslovaquia que es realmente un don para todas las Iglesias de este
país. Personas que estuvieron apartadas de las Iglesias antes de los
acontecimientos de 1989, comenzaron a aproximarse a ellas para
encontrar respuestas a las cuestiones importantes de su vida. Ello
muestra que las Iglesias, en su faceta de difundir el mensaje del
Evangelio, tienen que adaptarse a este nuevo contexto. La situación
en Eslovaquia no fue más diferente que la que encontró Pablo cuando
ayudaba a crecer a la Iglesia de Corinto.
A pesar de ello, este proceso de fe no está exento de fracasos y
problemas. Pablo constata que los corintios no están aún preparados
para recibir el alimento sólido que permite crecer en la fe. Es
normal que para empezar a crecer hay que beber leche. Sin embargo,
si después de un cierto tiempo el cuerpo no llega a absorber
alimento sólido, significa que el organismo no funciona
correctamente.
Pablo emplea una expresión muy fuerte para describir a los
corintios. Les llama “hombres carnales” porque no alcanzaron la
madurez espiritual. Viven todavía según sus inclinaciones humanas
que se manifiestan en sus deseos y disputas mezquinas (día primero).
¿Cómo Pablo pudo utilizar palabras tan fuertes para describir a un
pueblo donde la Iglesia es rica en múltiples dones y está llena de
vida? Esta riqueza la conoce bien Pablo y se refiere a ella en 1 Cor
14.
Esta falta de madurez espiritual no se manifiesta en la ausencia de
finos razonamientos o elementos visibles de poder. La comunidad es
rica en dones y en obras. A este respecto, no era más pobre o más
débil que otras. Por tanto, Pablo califica a esta Iglesia de carnal;
llama niños a los corintios. ¿Porqué? Por la ausencia de unidad
entre ellos.
Las Iglesias de Eslovaquia se preguntan en qué medida su crecimiento
ha sido auténtico en estos últimos quince años de libertad y de
nuevas responsabilidades. ¿Qué valor tienen los resultados
alcanzados, si es verdad que todavía existen tensiones entre las
diferentes confesiones? Las Iglesias de Eslovaquia comprendieron la
necesidad de orar para que los cristianos crezcan en la fe y que
este crecimiento esté marcado por la unidad en el servicio y por una
comprensión recíproca.
La humildad en el servicio es fuente de unidad
La división que reinaba en Corinto no había sido capaz de rechazar
ciertos principios de la fe. El verdadero problema había sido el
rechazo a abandonar los antiguos comportamientos humanos. A pesar de
los diferentes dones espirituales que los corintios habían recibido,
faltaba alguna cosa, como la unidad del espíritu y sus intenciones
necesarias. Pablo rechaza esta forma de ser cristianos. Él no cae en
la trampa de los deseos que profesan ciertos fieles, que los adoran
y los reclaman. Insiste sobre el hecho de que ni él ni Apolo son
“dueños” de lo que les pertenece. Son “servidores (de otros) para
ser llamados a la fe” (1 Cor 3,5). Además, no ejercen este
ministerio gracias a sus solas fuerzas. Realizan este servicio según
los dones que el Señor les concedió.
Esta actitud es a la vez signo de humildad y de grandeza. La manera
en que Pablo concibe el ministerio no se inscribe en una perspectiva
terrena, según la cual un simple servidor se sitúa en las antípodas
del deseo de ser servido como alguien importante en la Iglesia.
Jesús nos enseña, en Mt 20,28, que “el Hijo del Hombre vino al mundo
no para ser servido, sino para servir”. Por ello, todos los dones
recibidos deben ser puestos al servicio del plan de Dios, de tal
forma que indiquen que el autor es más que el destinatario.
Pablo comprende que el fruto de este servicio será diferente por
fundamentarse sobre la cooperación. Precisamente este es el don que
los eslovacos han experimentado. En la nueva situación que se ha
creado, en razón sobre todo de la movilidad de las personas, los
servidores a menudo no se dan cuenta de los frutos de la palabra que
ha sido plantada. Hoy, como en los tiempos de Pablo, unos plantan
como entonces y otros son los que proveen cada día de lo necesario
para el crecimiento, y otros son los que se ocupan de la cosecha. En
el pasado, las personas se pasaban toda su vida en el mismo pueblo o
ciudad; los pastores locales podían seguir las necesidades
espirituales de sus fieles desde el momento en el que sembraban la
semilla del Evangelio hasta la cosecha de frutos. Hoy día se da el
caso de muchas personas que están comprometidas en este proceso de
crecimiento no sin problemas. En el mismo seno de las Iglesias de la
misma confesión se producen tensiones entre los fieles, como también
las hubo en el caso de Corinto. Además, se olvida a menudo que no
son los ministros los que hacen crecer en la fe, sino que “solo Dios
cuenta, él hace crecer” (día segundo).
Esta situación debe hacernos reflexionar: ¿en qué medida las
tensiones que hay entre nosotros están provocadas por diferencias
doctrinales? ¿No somos todavía demasiado orgullosos? ¿Hasta qué
punto nuestras acciones están sometidas al poder más que al deseo y
a la voluntad de servir?
Pablo tuvo que afrontar una situación semejante entre los cristianos
de Corinto. La respuesta que hay que aportar es la de la humildad en
el servicio como medio para comprender la unidad. Esta es la
experiencia que a través de la convivencial o hacen las Iglesias
todavía hoy. Hemos aprendido que somos compañeros de trabajo, que
trabajamos juntos en la obra de Dios, cada uno edificando sobre el
único fundamento que Él ha puesto, que es Cristo. Conscientes de
ello, podemos apoyarnos unos a otros y actuar según la gracia que
Dios ha dado a cada uno de nosotros (día tercero).
Edificar el servicio sobre el único fundamento
Tenemos una gran responsabilidad en nuestro servicio. El fundamento
ha sido puesto, pero el edificio construido sobre este fundamento
depende del trabajo de cada constructor. ¿Cualquier actitud de
nuestra parte será signo del don recibido de Dios? Pablo, en su
carta, subraya que existe una diversidad de dones y servicios, pero
también todos proceden del mismo y único Señor. La diversidad es
ofrecida por el mismo Espíritu para el bien de todos los miembros y
para la unidad del cuerpo de la Iglesia (1 Cor 12,4 ss). Estos dones
deber ser utilizados sabiamente para edificar la Iglesia y para
construir puentes como signo de esperanza y de unidad en Cristo (día
cuarto).
Para Pablo y para nosotros está claro que en el trabajo realizado se
pone de manifiesto la obra de cada uno. En el pasado las Iglesias
han estado, a veces, muy ocupadas en solucionar sus problemas
internos en lugar de proclamar el mensaje de la muerte y de la
resurrección de Cristo como fundamento de la vida cristiana. Por el
contrario, Pablo siempre es considerado como responsable de sus
acciones y de sus obras ante Dios. Igualmente, las Iglesias deben
sentirse responsables ante Dios y ante los demás, como también ante
sus compañeros en el servicio. La tarea a cumplir revelará en qué
medida hemos sido buenos discípulos de Cristo (día quinto).
En estos esfuerzos para animar a los cristianos de Corinto, Pablo
deberá debía definir cuál era su identidad. Puesto que ellos habían
recibido el don del Espíritu, llegaron a ser el templo de Dios y
edificados a su imagen. Esta realidad invita a los cristianos a
vivir unidos en el Espíritu Santo que, a su vez, les une en Cristo,
único fundamento (día sexto).
Sobre la base de nuestras experiencias y conocimientos, empezamos a
entrever la locura de seguir caminos separados que, a su vez, están
en el origen de las divisiones entre los discípulos de Cristo. Es
esta la locura a la que Pablo se refiere al comienzo de su carta a
los corintios cuando les exhorta a estar todos de acuerdo y a evitar
las divisiones, ya que ellos deben estar “unidos en un mismo pensar
y en un mismo sentir” (1 Cor 1,10). De la única Iglesia de Cristo
hemos hecho surgir numerosas divisiones fundadas en el desacuerdo,
en lugar de compartir el mismo espíritu y la misma meta hemos obrado
los unos contra los otros. Este resultado es probablemente el fruto
de un mundo donde los rasgos de carácter común como el
individualismo y el deseo de competir son considerados como signos
de sabiduría. Por el contrario, Pablo proclama el mensaje de Cristo
que se humilló aceptando nuestras debilidades humanas hasta la
muerte, revelando “todo lo que Dios ha preparado para los que le
aman” (1 Cor 2,9) (día séptimo).
Pablo equipara las diferentes personas comprometidas al servicio del
Evangelio. Sitúa luego esta fraternidad en el contexto de una unidad
universal y cósmica. Asegura a los que, en épocas y lugares
diferentes, han edificado sobre el único fundamento de que
pertenecen juntos a Cristo. Son de Él. Si nosotros pertenecemos a
Cristo, pertenecemos igualmente a Dios. Pablo es consciente de que
Dios actuó en la creación a través de Cristo para renovar y
reconciliar todas las cosas. Como servidores y ministros, estamos
unidos cuando comprendemos que nuestro servicio comienza en Cristo y
se dirige hacia Dios, que ha puesto el único fundamento de nuestra
fe y es el origen de nuestra unidad (día octavo).
El Octavario de oración nos invita a reflexionar juntos como
Iglesias diferentes, a implorar los unos por los otros la bendición
de Dios, y buscar los campos en que es posible crecer juntos en la
unidad.
Preparación de los textos para la Semana de oración
por la unidad de los cristianos 2005
El proyecto inicial a partir del cual este folleto se ha preparado,
ha sido propuesto este año por un grupo ecuménico compuesto de
miembros del Comité teológico del Consejo Ecuménico de Iglesias de
Eslovaquia. Las personas que han tomado parte son las siguientes
(por orden alfabético):
Obispo Augustin Bacinsky (Iglesia vetero-católica)
Rev. Tsol Görözdi (Iglesia reformada)
Rev. Jan Halama (Iglesia católica)
Rev. Jozef Havercak (Iglesia ortodoxa)
Rev. Jan Henzel (Church of the Brethren)
Rev. Gabriela Kopas (Iglesia metodista)
Rev. Jozef Kulacik (Unión baptista)
Rev. Mikulas Lazor (Iglesia ortodoxa)
Rev. Ondrej Prostrednik (Iglesia evangélica de la Confesión de
Augsburgo)
Agradecemos al Comité teológico la elaboración de estos textos y la
fuente de inspiración que ha aportado en nuestro trabajo. La versión
definitiva de estos textos ha sido realizada en la reunión de un
grupo preparatorio internacional formado por miembros designados por
la Comisión Fe y Constitución del Consejo Ecuménico de las Iglesias
y el Consejo Pontificio para la promoción de la Unidad de los
Cristianos de la Iglesia católica. El encuentro ha tenido lugar en
el Centro de retiro de los PP. Jesuitas de Piestany (Eslovaquia),
donde los participantes han sido recibidos personalmente por el
Director, P. Emil Vani. Nuestro reconocimiento se dirige igualmente
al conjunto del personal del Centro por su apoyo en la oración y por
su cálida acogida. Finalmente, deseamos expresar nuestra más sincera
gratitud al Consejo Ecuménico de las Iglesias de Eslovaquia y en
particular a su Secretario, el Rev. Ondrej Prostrednik, por la
preparación a nivel local de este encuentro y por la generosa
hospitalidad ofrecida al grupo preparatorio internacional.
Celebración ecuménica
Introducción
La celebración tiene como tema: Cristo, fundamento único de la
Iglesia.
La asamblea comienza alabando a Cristo por su obra de salvación.
Este servicio de oración está centrado en el contexto de 1 Cor 3,
aunque solo los versículos 10-13 están recogidos en los textos de la
liturgia de la Palabra. Las otras lecturas permiten desarrollar el
tema de la solidez y de la calidad de la edificación de la Iglesia
sobre Cristo, piedra angular y fundamento de nuestra unidad.
El desarrollo penitencial y la oración de perdón después de la
palabra de Dios. Ello permite convertirla en un elemento esencial de
esta celebración. Otros preferían dejarla en su sitio tradicional
del comienzo. Esta parte indica que cada comunidad hace un examen
colectivo de conciencia ante Cristo (v. 4), fundamento de la unidad
de la Iglesia: expresiones de arrepentimiento, símbolos, testimonios
y aportaciones.
¿Anunciamos juntos el Evangelio, reconociendo y compartiendo los
dones que el Señor concede a nuestras Iglesias? (v. 5) ¿Aceptamos el
papel complementario de nuestras Iglesias en nuestras situaciones
locales? ¿Reconocemos la primacía de Cristo de quien somos
servidores? ¿Trabajamos verdaderamente juntos en la obra de Dios?
(v. 9).
El símbolo propuesto aquí es el de dos tablas o vigas de madera
unidas en forma de cruz durante la celebración. Se quiere evocar al
mismo tiempo las puertas del infierno destruidas después de la
Pascua de Cristo y los materiales sólidos habitualmente utilizados
en la construcción de una casa. Una vez colocada esta cruz en el
suelo, los otros símbolos –de arrepentimiento, de expresión de
nuestra fe y de nuestra pertenencia inequívoca a Cristo para
edificación de su Iglesia- pueden poco a poco ser colocados
(lamparilla, granos de trigo, flores, dibujos de niños, etc.).
Durante las intercesiones, inspiradas en 1 Cor 3, 1-23, la asamblea
confía a Cristo, único mediador, la obra de los cristianos y el
servicio de las Iglesias en el mundo al servicio del ecumenismo.
DESARROLLO
I. Apertura
Bienvenida
Queridos hermanos en Cristo: Nos hemos reunido hoy para dar gracias
a Dios que nos ha llamado a buscar la unidad. Le damos gracias en
nombre de todos los que, en distintas partes del mundo, aspiran y
rezan por la unidad de los cristianos, muy particularmente con las
Iglesias de Eslovaquia, con las que nos asociamos en la oración y en
la meditación. Dios se ha acordado de las nuevas oportunidades para
servir, para reconciliar y recibir los dones espirituales. Animados
por este servicio, con los cristianos del mundo entero,
reflexionamos sobre el fundamento de nuestra fe común, que es
nuestro Señor Jesucristo.
Al comienzo de esta oración, dos vigas de madera serán llevadas
hasta el presbiterio. Nos recuerdan las puertas del infierno
quebrantadas por Cristo y las de nuestra nueva vida. La madera, los
materiales tradicionales de construcción, también nos invitan a
reflexionar sobre el hecho de que todos somos invitados a construir
y a promover la unidad entre los cristianos. Durante esta
celebración, juntamos estos dos trozos de madera para hacer una
cruz, símbolo del fundamento sobre el cual nosotros edificamos:
Jesucristo.
Saludo
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Introducción
El único cimiento válido es Jesucristo, y nadie puede poner otro
distinto (1 Cor 3, 11).
Oración introductoria
Oremos unidos (breve silencio)
Señor, Dios vivo, te damos gracias por las obras magníficas que has
hecho con nosotros. Te damos gracias particularmente por tu Hijo
Jesucristo quien, aceptando morir en la cruz, nos ha concedido la
salvación. Guárdanos junto con Él, al pie de la cruz, para que
encontremos consuelo y alegría, salud y sabiduría de palabra y de
obra. Con todos los fieles cantamos tu alabanza, por Jesucristo
nuestro Señor, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo por los siglos de los siglos. Amén.
Acción de gracias
L: Lectores 1 y 2
A: Asamblea
Después de cada estrofa que se inicia con “Yo” (quien habla es
Cristo), a la manera de los “improperios”, la asamblea bendice el
nombre del Señor. A continuación, la asamblea se dirige al Señor con
una respuesta cantada y formulada con “Te”. Se puede iniciar la
lectura con: Así habla el Señor Jesús:
L 1: Yo te amo, pueblo mío, en Belén nací.
Recibí el nombre de Emmanuel porque soy Dios por todos los
siglos.
A: Te bendecimos, Señor.
L 2: Yo bajé al agua del Jordán donde fui bautizado como signo del
bautismo en el Espíritu que habría de venir para que toda carne
fuera purificada y renovada.
A: Te bendecimos, Señor.
L 1: Yo fui conducido al desierto por el Espíritu para combatir al
tentador, lo vencí y te libré de sus cadenas.
A: Te bendecimos, Señor.
L 2: Yo proclamé la buena noticia del reino del Padre: reino de
justicia y misericordia, de amor y verdad, de paz y felicidad.
Cumplí los signos de los tiempos nuevos, mis manos curaron a
enfermos y mi presencia trajo la paz.
A: Te bendecimos, Señor.
L 1: Yo te reuní, pequeño rebaño, como la gallina a sus pollos,
como el pastor a su rebaño. He querido llevarte sobre mis hombros y
conducirte al paraíso.
A: Te bendecimos, Señor.
L 2: Yo partí el pan y ofrecí el vino nuevo para hacer una
alianza contigo y darte la vida abundante. Pedí al Padre que mi
alegría esté en ti.
A: Te bendecimos, Señor.
L 1: Yo entregué mi espíritu en el leño de la cruz, he muerto
para el perdón de los pecados y reunir a los hijos dispersos del
Padre, y abrí las puertas del infierno. Al tercer día resucité de
entre los muertos.
A: Te bendecimos, Señor.
L 2: Yo envié desde el Padre mi Espíritu Santo sobre ti. Él te
recordará todo lo que te he enseñado. Él es soplo de vida. Es luz y
consuelo, fuerza en tu testimonio, guía de tu oración.
A: Te bendecimos, Señor.
L 1: Escucha, pueblo mío: yo estoy contigo todos los días hasta
el fin de los tiempos, para que seáis uno como yo soy con el Padre,
y el mundo crea. Escucha mi voz, pueblo mío, para que no haya más
que un solo rebaño y un solo Pastor.
A: Te bendecimos, Señor.
Himno de la Asamblea (Distintas respuestas cantadas)
Efesios 1
Gloria a Dios en el cielo
A Ti la gloria
cualquier otro himno dirigido a Cristo
II. Liturgia de la Palabra
Oración antes de las lecturas bíblicas
Haz brillar en nuestros corazones, Señor que amas al hombre, la pura
luz de tu divino conocimiento. Abre los ojos de nuestra mente a la
inteligencia de tu mensaje evangélico. Infúndenos el respeto a tus
benditos mandamientos, para que, sojuzgando las concupiscencias de
la carne, entremos en una vida según el Espíritu, y te agrademos en
todos nuestros pensamientos y acciones. Porque tú eres la luz de
nuestras almas y de nuestros cuerpos, Cristo Dios, y a ti
glorificamos, con tu eterno Padre y tu Santo Espíritu, todo bondad y
vida, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
Lecturas
(Opción
1)
(Opción 2)
Gn 28, 10-17
1 Cor 3, 1-23
Sal 118,
16-24
Sal. 118, 16-24
1 Cor 3, 10-23
Himno
Evangelio (Mt 7, 24-27)
Homilía (o Testimonios)
(Se recomienda una breve homilía)
Himno (la ofrenda puede tener lugar en este momento)
Confesión y perdón (fondo musical)
Dos personas juntan las dos vigas de madera para hacer una cruz.
Colocan la cruz en el suelo, en lugar bien visible del presbiterio.
En cada expresión de arrepentimiento, los miembros de la asamblea
pueden aproximarse para depositar sobre la cruz el símbolo escogido
(lámpara, flores, granos de trigo, dibujos de niños, etc.) que
recuerda a Cristo, fundamento de la Iglesia. Este gesto de aportar
un símbolo sobre la cruz es expresión de nuestro deseo de conversión
y de nuestra pertenencia renovada a Cristo para edificación de su
única Iglesia.
L 1: Señor, tú eres la paz y la reconciliación.
L 2: Por haber escogido la envidia y la animosidad entre las
Iglesias más que la confianza y la estima, perdónanos, Señor.
(silencio – se coloca un símbolo)
L 1: Señor, tú nos colmas de bendiciones en la única fe.
L 2: Por haber escogido el retroceso en nosotros mismos y el
rechazo de tus Iglesias, perdónanos, Señor.
(silencio – se coloca un símbolo)
L 1: Señor, tú has dado la alegría a los afligidos, la libertad
a los cautivos y el perdón a los pecadores.
L 2: Por haber cerrado nuestras manos y apartado nuestra vista
de todos los que tienen necesidad de ayuda, perdónanos, Señor.
(silencio – se coloca un símbolo)
L 1: Señor, tú nos has reunido como el pastor reúne a su rebaño
y que va en busca de la oveja perdida.
L 2: Por nuestros errores que nos alejan de ti, por haber
rechazado tus brazos y acentuar así nuestras divisiones, perdónanos,
Señor.
(silencio – se coloca un símbolo)
En este momento se pueden ofrecer testimonios de apertura hacia el
ecumenismo, que exijan una verdadera conversión personal o
comunitaria.
Oración de perdón
Dios todopoderoso, nadie puede colocar otro fundamento fuera del ya
puesto. Este fundamento es Jesucristo. Ahora reconocemos que
nosotros no hemos sido capaces de edificar sobre este fundamento
para que llegue a ser construcción de Dios. Nosotros mismos hemos
sido instrumentos de su degradación. Si nuestra obra debe estar
perdida, sálvanos y concédenos una nueva oportunidad de aspirar a la
unidad. Haznos desear vivamente la unidad de tu Iglesia, y
concédenos trabajar con eficacia. Amén.
Intercambio de un signo de paz
La paz del Señor esté siempre con vosotros
Y con tu Espíritu.
Hermanos y hermanos, daos fraternalmente la paz.
Símbolo de Nicea
III. Oraciones e Intercesiones
El Apóstol Pablo dirigió esta carta a los corintios para darles
ánimo. Podemos tener la misma esperanza que la Iglesia de Corinto
cuando rezamos por la Iglesia de Dios y por todos los hombres.
Dios santo y eterno, te damos gracias por llamarnos a cada uno de
nosotros por nuestro nombre. En ti vivimos, actuamos y crecemos.
Pedimos por las Iglesias y por los cristianos del mundo entero.
Recuérdanos nuestro fundamento común en Cristo. Haz que siempre
vivamos en la fe y en el amor hasta que alcancemos la unidad que tú
quieres.
Reúnenos a todos en Cristo.
Haz de nosotros tu morada.
Derrama sobre nosotros tu Espíritu para que conozcamos a Jesucristo
y podamos dar testimonio de nuestra vida y de nuestra unidad en él.
Que podamos conocer su espíritu para proclamar la sabiduría de Dios
en todas partes del mundo. Afírmanos en nuestra acción a favor de la
paz y de la reconciliación en la Iglesia y en la sociedad.
Reúnenos a todos en Cristo.
Haz de nosotros tu morada.
Pedimos por las Iglesias de Eslovaquia y todas las que atraviesan un
periodo de cambio, que implica crecimiento o dificultades,
reconciliación o conflictos. Ilumínalas y afianza su testimonio y su
servicio.
Reúnenos a todos en Cristo.
Haz de nosotros tu morada.
Pedimos por los que están sin amparo, sin país, sin alimentación,
sin trabajo, sin medicinas, sin paz. Que podamos reconocer y servir
a Cristo a través de los que sufren y están en necesidad.
Reúnenos a todos en Cristo.
Haz de nosotros tu morada.
Te damos gracias por todos los dones de la creación. Enséñanos a
compartir con los demás nuestro tiempo, nuestra energía, nuestros
recursos, nuestro amor. Haznos más sensibles y atentos a las heridas
de la familia humana y de la creación. Que podamos ser fieles a
nuestra misión y vivir largamente en la tierra. Que podamos dar a
Cristo nuestra vida entera, ya que le pertenecemos y en él se unen
todas las cosas de la tierra y del cielo. Amén.
(Los fieles son invitados a hacer peticiones referidas a su contexto
de vida y a su experiencia personal).
Padre nuestro (cada uno en su propia lengua)
IV. Bendición y despedida de la asamblea
Bendición (bendición de Aarón)
¡El Señor os/nos bendiga y os/nos guarde! Amén.
¡Haga brillar su rostro sobre vosotros/nosotros y os/nos conceda su
favor! Amén.
¡Vuelva su mirada sobre vosotros/nosotros y os/nos conceda la paz!
Amén.
Despedida
Podéis ir en la paz de Cristo
Demos gracias a Dios
(Música)
Textos bíblicos, meditaciones y oraciones para el Octavario
Día primero
Llamados a la madurez espiritual (1 Cor 3,1-4)
Os 2,21-25 Diré a “No es mi pueblo”: “Tú eres mi
pueblo”
Sal 24 ¿Quién subirá al monte del Señor?
Col 1,25-28 El misterio escondido desde siglos
Jn 15,1-8 Yo soy la vid, vosotros los sarmientos
Meditación
En su carta a la comunidad cristiana de Corinto, donde desarrolló un
papel importante y puso los fundamentos de la fe, Pablo llama
fervorosamente a los corintios a la madurez espiritual. Alaba los
dones que Dios concedió a esta comunidad, pero al mismo tiempo
menciona los rumores de división que le llegaron: Yo soy de Pablo,
yo soy de Apolo, yo de Cefas. Pablo pregunta de manera directa:
¿Cristo está dividido?
En el Antiguo Testamento existe una tradición judía que quiere que
Dios conceda a su pueblo un nombre correspondiente a su naturaleza
espiritual para poder llamarle a la fidelidad y a la conversión.
Paralelamente, Pablo define a los corintios como hombres carnales,
párvulos en Cristo, sintiendo no poder hablarles, por ahora, como
hombres espirituales. Considera su fidelidad inmadura como
disconforme con el espíritu de Cristo. Las palabras de Pablo son
bruscas, no sólo porque el comportamiento de los corintios es
particularmente mezquino, sino porque contrasta poderosamente con la
grandeza y el origen divino de su vocación cristiana, ya que son
templo de Dios donde habita el Espíritu de Dios. Pertenecen a Cristo
y recibirán todo en él. Esta identidad en Cristo comporta una
misión: con Pablo, deben haber conocido el misterio oculto a lo
largo de los siglos; deben anunciar este misterio proclamando la
gran acción redentora de Dios en Cristo y aportando su testimonio de
vida transformada.
Deben recordar que las divisiones en Corinto estaban vinculadas a
los conflictos sobre la acogida de la predicación de los Apóstoles:
Yo soy de Pablo, yo soy de Apolo, yo de Cefas. Se puede ver aquí el
preludio de las divisiones que, a lo largo de la historia, han
herido nuestra unidad en Cristo edificada sobre la fe de los
Apóstoles. Es, en efecto, un ensayo para profundizar en el
conocimiento de la fe de la Iglesia primitiva que los cristianos se
esfuerzan hoy para recomponer su unidad. La cuestión de Pablo es
siempre actual: ¿Cristo está dividido? La madurez espiritual
significa, en parte, saber recuperar y encarnar la unidad que se nos
ha dado en Cristo. ¿En qué medida nuestra desunión dimana del hecho
de que no hemos alcanzado una cierta madurez en la fe y no
percibimos todavía la grandeza de la visión cristiana? ¿De qué
manera nuestra desunión nos impide proseguir la misión de salvación
y reconciliación de Cristo en un mundo desgarrado y afligido?
Oración
Dios de misericordia, tú nos llamas constantemente a una mayor
madurez espiritual. Tú quieres que seamos tuyos. Abre nuestros
corazones y nuestro espíritu a la grandeza de tu llamada y ayúdanos
a perseverar en el camino de la unidad –en comunión con Pablo, Apolo
y Cefas- proclamando y comprometiéndonos en el servicio de tu obra
redentora en el mundo. Amén.
Día segundo
Dios da el crecimiento (1 Cor 3,5-9)
Gn 1,26-2,9 El Señor Dios planta un jardín en Edén
Sal 104 (103) 24-31 Tú renuevas la faz de la tierra
Rm 8,14-25
La creación espera con impaciencia la revelación de los hijos de
Dios
Lc 8,4-15 Estos son los que escuchan la palabra de
Dios y dan fruto
Meditación
Para hablar a las gentes de Corinto Pablo utiliza la imagen,
familiar, de la plantación y del crecimiento. Es una imagen agrícola
que está tomada para ilustrar directamente la acción de Dios y
suscitar colaboradores en su obra.
Como los corintios, también nosotros estamos invitados a ser
instrumentos, servidores, administradores fieles que deben rendir
cuentas del cumplimiento de este servicio. Es un cargo importante
realizar este servicio y estar investido de la responsabilidad del
trabajo que se realiza para la gloria de Dios. Debemos ofrecer
nuestras cualidades a Aquél a quien servimos; poner nuestras
competencias sobre el único fundamento que es Cristo, para construir
un edificio al servicio del amor.
Dios ha creado bueno a este mundo. Lo vemos en el primer capítulo
del Génesis. Los hombres no supieron cumplir su papel. Hemos
destruido este mundo perfecto. Por ello, estamos llamados a un
servicio de sanación en el mundo. Este servicio nos une. Comporta
numerosos aspectos que superan las barreras confesionales y
culturales. El mundo está herido, como el samaritano que bajaba por
el camino de Jerusalén a Jericó. No debemos tener miedo a abordar lo
que está destruido en nuestro mundo. Dios quiere sanarlo mediante
nosotros. La creación espera con impaciencia la sanación que procede
de Dios.
En la búsqueda de la unidad, los cristianos pueden intercambiar sus
propias experiencias para demostrar que más allá de “Pablo y de
Apolo” están los que son de Cristo. Él sólo les puede hacer crecer
en el amor del Padre, al servicio del Espíritu de santidad y de
unidad que quiso salvar al mundo.
Oración
Oh Dios, te damos gracias por la confianza y la bendición que
concedes a los que trabajan por la llegada de tu Reino en este
mundo.
Ayúdanos a descubrir nuevas posibilidades para manifestar tu acción
al servicio de los que nos rodean; que sirvamos, más que buscar ser
servidos, y que tu poder de sanación actúe en nosotros.
Consérvanos unidos como una sola familia de tu Hijo único, haznos
administradores fieles de tu creación, para que en los hombres y
mujeres, en los pequeños y grandes, en las cosas y las personas Tú
seas reconocido vivo y verdadero, salvador y creador de todo.
Amén.
Día tercero
Cristo es el fundamento (1 Cor 3,10-11)
Is 28,14-16 Yo pongo una piedra sólida que sirva de
fundamento
Sal 118 (117),16-24 La piedra desechada es la piedra angular
Ef 2,19-22 Jesucristo es la piedra angular
Mt 7,24-27 La casa edificada sobre roca no se
derrumbará
Meditación
En Cristo, Dios ha colocado, por obra del Espíritu Santo, el
fundamento común de todos los bautizados. Los cristianos pueden
afirmar su fe en Cristo, único fundamento sobre el que se edifica la
Iglesia de Dios. Puesto que nadie puede poner otro, los cristianos
confiesan juntos lo que Dios ha realizado en Cristo, que es el
fundamento sobre el que está edificada su fe. Esta convicción es
fuente de gratitud y de humildad.
En su esfuerzo de cimentarse en este único fundamento, los
cristianos deben hacer frente continuamente a las voces que
contradicen y rechazan a Cristo. En estas circunstancias, los
cristianos están llamados a ser como la levadura de la sociedad,
confiados en la ayuda de la gracia de Dios. De este modo, ante las
pruebas, jamás deben vacilar. Como Jesús ha sido rechazado, sus
discípulos deben estar dispuestos a sufrir las mismas pruebas.
Apoyándonos en el fundamento que representa Cristo y su doctrina,
podemos afrontar los desafíos de la sociedad contemporánea. Como
cristianos, no podemos tener miedo a utilizar, como punto de partida
de nuestro testimonio en el mundo, lo que otros estiman como inútil.
Los cristianos están convencidos de que edificar sobre el fundamento
sólido y común, que es Cristo, significa trabajar juntos, desde un
mismo punto de partida y mirando hacia un mismo fin, es decir, la
unidad de todos los discípulos de Cristo.
Lo que Jesucristo previamente representa para nosotros, de modo
único y profundo, es el carácter de toda actividad que emprendemos
juntos o separadamente. La fuerza del amor de Cristo nos llena de
esperanza de que todo lo que realizamos en su nombre está destinado
a perdurar y a continuar en medio de las dificultades, ya que Cristo
es el principio y el fin.
Oración
Señor Dios nuestro, por obra del Espíritu Santo has establecido en
Cristo el único fundamento sobre el cual está edificada la Iglesia.
Te damos gracias por lo que has hecho por nosotros en Cristo.
También te damos gracias por haber sostenido constantemente a la
Iglesia contra toda tentativa que pretende su destrucción. Ayúdanos
por tu gracia a construir sobre el fundamento que tú has puesto en
Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Día cuarto
Que se edifique sobre este fundamento(1 Cor 3,12-13)
Neh 2,17-18 Vamos a restaurar la muralla de Jerusalén
Sal 127 (126) Si el Señor no construye la casa, en vano
trabajan los albañiles
1 Cor 12,4-11 Hay diversidad de dones, pero el Espíritu
es el mismo
Mt 20,1-16 Un amo de casa salió al amanecer a
contratar obreros para su viña
Meditación
Cristo es el don de Dios para el mundo. En Él se manifiestan la
salvación y la liberación de la humanidad entera. Él es el
fundamento y la fuente de la vida nueva que Dios nos ha dado. Este
don de Dios es total. No tenemos ninguna necesidad de aportar a lo
que es suyo.
Sin embargo, ello no significa que debemos quedar pasivos e
indiferentes. Pablo nos exhorta a edificar sobre los cimientos.
Subraya cuál es nuestra vocación y cómo debemos responder. Estamos
llamados a tomar parte en la obra de renovación que Dios ha
originado y a trabajar en su causa.
Dios nos ha dado diferentes dones (1 Cor 12). Debemos utilizarlos
con una sola finalidad: glorificar a Cristo y la fuerza de su paz.
Mediante nuestro trabajo debemos testimoniar el amor de Dios y
nuestra unidad en Cristo.
Sin embargo, si se tiene en cuenta la historia de las Iglesias, se
percibe que todo lo que está hecho en nombre de Cristo no está hecho
necesariamente “a imagen de Cristo”. A veces, Cristo y su
reconciliación han sido eclipsados por la arrogancia, las divisiones
y la lucha por el poder. “Edificar la Iglesia” no significa levantar
unos contra otros barreras confesionales, o todavía edificar
nuestros propios “monumentos”.
Hoy día, las Iglesias deben enseñar a construir puentes y a
colaborar. De este modo, darán testimonio de esperanza y fruto de su
unidad en Cristo. Las antiguas heridas pueden ser curadas y los
nuevos desafíos de nuestro mundo en cambio pueden ser afrontados
conjuntamente, respetando cada uno las tradiciones y los dones del
otro.
El fundamento común que tenemos en Cristo nos hace ser hermanos y
hermanas. Es la base sobre la que se edifica la única y verdadera
Iglesia de Cristo, llena de amor por los pobres, los marginados, y
los que confían en Dios y en la esperanza de la llegada de su Reino.
La reconciliación de Dios nos compromete a todos, como personas y
como Iglesias, a ser piedras vivas de nuestra unidad en Cristo. De
este modo nuestro fundamento en Cristo aparecerá siempre de modo más
evidente.
Oración
Señor, te damos gracias por el don único de vida y de paz que nos
das dado mediante tu Hijo Jesucristo. Nuestras Iglesias recibieron
de ti abundantes y diversos dones. Ayúdanos a ver esta diversidad
como un enriquecimiento que nos permita edificar tu morada en el
mundo. Haz que podamos mostrar lo que salva nuestra unidad y nos
ayudará a llevar tu amor a los hombres y a las mujeres entre los
cuales vivimos. Amén.
Día quinto
Dios juzga nuestros esfuerzos de constructores (1 Cor 3,13-15)
Gn 4,2 Soy yo el guardián de mi hermano
Sal 51(50),1-4.9-13 Contra ti, contra ti solo pequé
Flp 2,1-5 Considerad que los demás son mejores
que vosotros
Mt 25,14-30 Un hombre confía sus bienes a sus
servidores
Meditación
Es un milagro constante que el Dios eterno haya querido y
manifestado que los hombres participen con él en la obra que se
realiza en el mundo. Aunque el fundamento, Jesucristo, haya sido
puesto, nosotros debemos seguir asumiendo nuestro deber de
constructores.
Explicando esto a los cristianos de Corinto, Pablo insiste
igualmente sobre el hecho de que Dios somete a prueba lo que
nosotros construimos: se debe asumir que somos buenos constructores.
Nuestra salvación no depende de nuestras obras, pero nosotros
seguimos siendo responsables de nuestras acciones ante Dios.
Para Pablo todo era función del fuego purificador del juicio final
que estimaba como inminente. En lo que nos afecta, estamos siempre
en alerta –cada oportunidad podría ser efectivamente la última- y
comprendemos que seremos juzgados de acuerdo con el buen uso que
hayamos hecho de los dones que Dios nos ha concedido para edificar
su reino. Los cristianos de Eslovaquia experimentan una urgencia
particular para descubrir nuevas posibilidades que pueden ofrecer en
su servicio cristiano a la comunidad.
Todos somos responsables de nuestros actos comunes ante Dios y ante
el prójimo. En efecto, las Iglesias también son responsables las
unas hacia las otras en la búsqueda de la unidad. Son como los
servidores de la parábola a quienes el dueño encomienda sus bienes y
les exige el buen uso de los mismos. Todos hemos recibido un tesoro:
la frágil vida de nuestro planeta, de los hermanos y hermanas que
asumen en todo el mundo la buena nueva del Evangelio a proclamar.
Sus dones son concedidos a la asamblea del pueblo de Dios y son para
nosotros una oportunidad de compartir con los demás, de aprendizaje
de nuestros logros y de nuestros fracasos. Y nuestra capacidad de
obrar bien y edificar juntos está todavía hoy sometida a prueba.
Oración
Señor, que viniste entre nosotros mediante tu Hijo Jesús y te
manifestaste mediante personas fiables: tú te mostraste ante
nuestros ojos como un Dios vulnerable. Te damos gracias por la
confianza que pusiste en el servicio y en el trabajo que nosotros
desempeñamos para edificar tu reino. Haz que nosotros estemos
atentos a tu voluntad y a tu deseo, e ilumínanos para que podamos
ver las necesidades de las personas que nos rodean. Haz que seamos
capaces de aprender los unos de los otros para estar unidos en
nuestra responsabilidad mutua y consagrados al servicio de tu reino.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Día sexto
Vosotros sois templo de Dios (1 Cor 3,16-17)
Gn 1,26-27 Dios crea al hombre a su imagen
Sal 8 Qué es el hombre
1 Pe 2,9-10 El pueblo de Dios
Mt 16,24-27 Si alguno quiere venir detrás de mí
Meditación
La cuestión de la identidad no es un tema nuevo. Los seres humanos
siempre han estado tentados de comprender y vivir lo que ellos
verdaderamente son y se les ha prohibido ser. Hoy día, cuando
vivimos en un mundo que se caracteriza por los constantes cambios y
un pluralismo difuso, la búsqueda de una identidad propia llega a
ser una cuestión de importancia creciente. Estamos enfrentados a
este problema no solamente como personas, sino también como
comunidades e Iglesias. Intentamos encontrar nuestra propia
identidad en lo que nos distingue de los otros y nos hace ser
únicos.
Lo que decía el apóstol Pablo hace dos mil años a los cristianos de
Corinto es válido en nuestros días. Debemos tratar el problema de la
identidad bajo otra perspectiva: no somos más “especiales” porque
somos diferentes los unos de los otros, sino porque hemos recibido
el don del Espíritu Santo, un don que está presente en todo ser
humano en cuanto que hemos sido creados a imagen de Dios.
Somos el templo de Dios, sagrado y digno. Ninguna persona tiene el
derecho de destruirlo. Estamos con los que Dios quiso estar con él,
un lugar donde mora su Espíritu de bondad. Dios quiere entrar en
comunión con nosotros, lo que indica y exige que nosotros estemos en
comunión unos con otros. Dado que esta llamada a la comunión va más
allá de los límites de nuestras comunidades cristianas, el escándalo
de nuestras divisiones en cuanto Iglesias cristianas se intensifica
y exige de manera imperativa que nosotros las superemos.
Las diferencias son parte también de nuestra identidad cristiana, ya
que nosotros vivimos en situaciones y culturas diferentes, somos
hombres y mujeres, estamos marcados por nuestras experiencias
personales, particulares y por la historia de las comunidades en las
que vivimos. Aún así, aunque tengamos que afrontar desafíos o los
talentos que hayamos recibido, estamos unidos por el Espíritu Santo
que nos concede el don de vivir como Dios desea y como nos ha
revelado en Jesucristo: santos, capaces de ofrecer nuestro amor y de
recibirlo de otros.
Oración
Dios eterno: tú has creado el cielo y la tierra; tú has creado el
ser humano a tu imagen concediéndonos a cada uno de nosotros una
identidad y una dignidad propias. Te damos gracias por el don de la
vida, de esta vida que nos une a ti y a tu creación. Ayúdanos, en
cuanto cristianos y en cuanto Iglesias, a recibir este don en toda
su plenitud para que podamos superar todo lo que estorba o reduce tu
don de vida. Llénanos de tu Espíritu de bondad para que podamos
crecer en Cristo y llegar a ser su imagen en el mundo. Amén.
Día séptimo
La vida en Cristo: locura y sabiduría(1 Cor 3,18-20)
Job 32,7-33,6 Es el soplo, la inspiración del Poderoso,
quien da inteligencia
Sal 14(13),1-7 El Señor examina a los hombres para ver
si buscan a Dios
1 Cor 1,17-30 Lo que es locura para el mundo, Dios lo
elige para confundir a los sabios
Mt 10,17-25 Es el Espíritu de vuestro Padre el que
habla en vosotros
Meditación
La democracia y la libertad nos aportan muchas ventajas, pero
también tensiones. Esto es verdad para los individuos y para las
Iglesias. En los países de antigua tradición cristiana, las Iglesias
muchas veces han sido tentadas por un deseo de poder o un uso
incorrecto del mismo. En consecuencia, su testimonio ha sido
revelado sin transmitir la palabra de Dios sino sus concepciones
humanas. Todavía hoy podemos estar tentados de apoyarnos en las
relaciones del poder y en las ventajas que puede aportar la
pertenencia a una mayoría, sin apoyarnos en los debates de nuestra
sociedad, muchas veces vacíos. Y en cuanto Iglesias, hemos recibido
el mandato de testimoniar lo que es un fundamento común para la vida
del mundo, a saber, Jesucristo y su palabra, que nada ni nadie puede
cambiar.
Los profetas han subrayado que lo que ellos proclamaron no fueron
sus propias palabras, pensamientos o posiciones, sino una palabra
recibida de Dios. Job comprendía que la búsqueda de la sabiduría se
originaba más allá de sus fuentes, en el soplo de Dios.
El apóstol Pablo se apoyaba en esta sabiduría para proclamar ante
todos a Jesucristo crucificado. Él dijo no saber más que de
Jesucristo. Por el mensaje, el evangelio de Cristo crucificado,
pasaba como un loco a los ojos de los sabios de su tiempo. Escribió
a los cristianos de Corinto que la sabiduría de Dios es oferta de
salvación “por la locura de la predicación”: Cristo crucificado. Era
un escándalo y una locura para las gentes de este tiempo. Pero Pablo
dijo que la locura de Dios es más sabia que la sabiduría humana, y
que la fragilidad de Dios es más fuerte que la fuerza humana. El
Cristo que nos presentan los Evangelios no actúa como héroe sino
como aquél cuyo poder no es de este mundo. Se inclina hacia los
marginados, toca a los moribundos, perdona los pecados, incluso a
los justos y gentes piadosas que no ven posibilidad alguna de
perdón. Dios ha descendido en la pobreza de los caminos humanos.
La palabra de la cruz nos ha sido confiada también a nosotros, los
cristianos de hoy. Entre nuestras Iglesias separadas por la locura
de los hombres, la acogida de la unidad puede parecer un proyecto
insensato: en el corazón de un mundo dividido, herido por las
guerras y la violencia, la búsqueda de la paz y de la reconciliación
queda como la única sabiduría. A la luz de la cruz se está dibujando
aquí el fundamento de nuestro testimonio común. Con Cristo, Dios se
inclina hacia la humanidad y nos envía hacia los que le buscan por
este anuncio: el camino de la vida pasa por Cristo crucificado y
resucitado.
Oración
Dios, lleno de sabiduría y verdad, tú nos hiciste conocer la locura
de tu amor cuando los hombres han crucificado a Jesús tu hijo único,
y cuando tú lo resucitaste como Cristo, hemos conocido tu inmensa
sabiduría. Te rogamos: mantennos en el seguimiento de tu Hijo en el
camino de la vida. Concédenos proclamar la buena nueva de la
salvación por la cruz de Jesucristo que da testimonio de la vida
para todos. Que tu Iglesia hoy permanezca fiel a Aquél que es el
fundamento y que ella abra a todas las naciones la sabiduría de tu
Espíritu.
Día octavo
Sois de Cristo (1 Cor 3,21-23)
Is 44,1-8 Yo soy el primero y el último
Sal 89 (88),1-4 Tu amor está asentado para siempre
Ap 4,1-11 Adoraban al que vive por los siglos de
los siglos
Mc 9,33-35 Si alguno quiere ser el primero, que sea
el último de todos
Meditación
Pertenecemos a Cristo. Somos de él y de nadie más. Sobre esto se
funda nuestra unidad: por el bautismo Cristo nos ha incorporado a él
mismo y nos ha hecho una cosa con él. La unidad que compartimos en
Cristo es mucho más grande que todas las diferencias, del pasado y
del presente, que dividen hoy nuestras Iglesias. Por nuestra
pertenencia a Cristo nos pertenecemos unos a otros y somos
responsables los unos de los otros. Por ello, Cristo nos llama a
construir juntos su cuerpo, que es la Iglesia, como compañeros de
trabajo y servidores fraternos. Los cristianos y las Iglesias están
llamados a vivir y obrar juntos, como tales hermanos, en testimonio
de su fe y en su servicio en favor de las personas necesitadas. Las
divisiones, los desacuerdos, las querellas y las disputas que nacen
de las personas (se llamen Pablo, Apolo o Cefas), todas estas
fracturas rechazan no solamente a nuestros hermanos y hermanas en
Cristo, sino al mismo Cristo.
Como templo de Dios, la Iglesia es un lugar de oración común y la
más poderosa expresión de nuestra común pertenencia a Cristo. Cada
oración común es una victoria sobre nuestras divisiones y celebra la
unidad que tenemos realmente en Cristo. Nos unimos a todos aquellos
que –poco importa el lugar y la época- pertenecen o han pertenecido
a Cristo y en espíritu han venerado al Señor. Ciertamente, no
actuamos conforme a la unidad que Cristo nos concedió. Cuando no
podemos orar juntos, particularmente en torno a la mesa del Señor,
nuestra desunión es evidente por todos. Por eso, todas las Iglesias
sin excepción tienen todavía mucho que “construir”.
Porque somos de Cristo, somos de Dios. Pablo afirma con valentía:
“todo es vuestro”. Con nuestros compañeros de trabajo y con nuestros
hermanos en el servicio nuestra vida y nuestras acciones son parte
del plan de Dios para toda la creación. Dios cumple su obra en el
mundo para salvación y sanación de los que sufren, para
reconciliación de los que están en guerra, para renovación de toda
la creación. Dios nos juzga igualmente: sabemos que lo que
edificamos está sometido a prueba y que el resultado de nuestras
acciones se pondrá de manifiesto. Vivimos anticipadamente el balance
final de acuerdo con nuestras acciones. No sabemos exactamente
cuándo y bajo qué forma tendrá lugar este juicio, pero sabemos que
nuestro juez será Dios, que es vida y bondad.
Alabamos a Dios y le damos gracias por las riquezas de la creación y
por la redención que nos ha concedido por su Espíritu que nos une en
Cristo. Que podamos ofrecer nuestra edificación común de la Iglesia
de Cristo, nuestra búsqueda de la unidad como alabanza para gloria
de Dios.
Oración
Señor, Dios de bondad, te damos gracias por habernos hecho uno en
Cristo. Fortalece nuestra imaginación y nuestro coraje para que
podamos construir juntos tu Iglesia en la unidad y en el amor. Haz
que nuestras vidas y la vida de nuestras Iglesias sean un testimonio
de tu amor para nosotros y para la creación entera. Señor,
concédenos desde ahora la unidad. Amén.
Oraciones suplementarias de la tradición eslovaca[1]
Oración de San Cirilo al aproximarse su muerte
Señor Dios nuestro, tú has creado el coro de los ángeles y todas las
potestades celestes, tú has llamado a las cosas del no-ser a la
vida, y escuchas siempre las oraciones de los que cumplen tu santa
voluntad y de quienes, en tu temor, respetan tus mandamientos:
Escucha, Señor, mi humilde oración; protege el rebaño de tus fieles
que me has confiado, a mí que no soy más que tu humilde e indigno
servidor. Líbralos de la malicia impía y pagana de los que blasfeman
contra ti, destruye la herejía de las tres lenguas[2], engrandece a
tu Iglesia y consérvala fielmente unida.
Une a tu pueblo en la profesión de su fe e inflama su corazón por la
verdad de tu Palabra. Tú nos has concedido una inmensa gracia para
proclamar el Evangelio de tu Cristo, y tu pueblo está dispuesto a
cumplir tu obra de bondad.
Encomiendo a tus manos a los que me habías confiado: guíales con tu
brazo derecho y poderoso, y protégeles para que todos canten tu
alabanza y glorifiquen tu santo nombre, Padre, Hijo y Espíritu
Santo. Amén.
Oración de Navidad
Padre celestial, fuente de toda bondad. Te damos gracias porque en
tu misericordia nos has llevado a recordar el día glorioso de la
natividad de tu Hijo, y nos concedes contemplarle con los ojos de la
fe.
¡Qué inmensa alegría! Nacido por nosotros, ricos o pobres, nos
ofrece dones maravillosos. Se hace Hijo del hombre para que nosotros
lleguemos a ser hijos e hijas de Dios.
Dios eterno: que el firmamento cante tu alabanza y que la paz sobre
la tierra se nos conceda. Jesucristo, salvador nuestro, ¿cómo
podemos darte gracias por tu amor infinito? ¡Recibe la alabanza
reconocida de nuestros corazones! Ilumínanos con tu Espíritu Santo
para que no nos olvidemos que por la gracia de Dios nos viene la
salvación.
Y ayuda a todos los hombres y mujeres a rechazar las pasiones impías
de este mundo. Así seremos transformados y nuestras vidas serán
rectas y colmadas de tu presencia. Amén.
Juraj Tranosvský (1592-1637), pastor luterano de Liptovský Mikulás,
compositor de cantos y editor de la “Cithara Sanctorum” (colección
de cantos luteranos utilizados hasta 1991 por la Iglesia luterana de
Eslovaquia).
Canto matinal
Dios, Padre nuestro, nos levantamos para decir
Que tu nombre sea alabado en este nuevo día.
Para que teniendo la santidad y la fuerza se eleven nuestras
oraciones
Concédenos tus dones buenos y perfectos.
Oh Hijo de Dios, te imploramos
Que todo lo que deseemos, proclamemos y realicemos
Sea siempre agradable a tus ojos
Y se cumpla tu alegría y la nuestra.
Oh Espíritu Santo, preserva del escándalo
A todos los que viven aquí abajo en el tormento y el dolor
Y cuando el día amanezca
Corona nuestras vidas de una gloria resplandeciente.
Jiri Zábojník (1608-1672), pastor luterano (oración traducida del
inglés por J. Vajda 1969).
Oh Señor, Jesucristo, nuestro pastor
Tú que nos concedes la salvación, la alegría y la fuerza, con amor
dirige tu mirada sobre nosotros, acuérdate de tu rebaño y protégelo.
Los lobos nos rodean y buscan destruir tu amor día y noche. Son
muchos, y sin tu ayuda no podemos. Se acercan a nosotros y tu rebaño
está sin defensa. Intercede por nosotros, Príncipe de la Paz. Tú has
muerto por nuestros pecados, nosotros imploramos tu auxilio, ya que
sabemos que sólo tú nos puedes salvar.
Porque tuya es la gloria y el honor por siempre, oh buen Pastor,
Dios maravilloso, que nos guardas cerca de ti y al final nos
llevarás al cielo junto a tu Padre. Amén.
Kristina Royova (1860-1936), en Piesne Sionska (Cánticos de Sión)
romancera y compositora de cánticos, personaje clave del movimiento
espiritual eslovaco.
Oración de tradición católica
Alma de Cristo – Anima Christi
Letanía del Sagrado Corazón de Jesús
Situación ecuménica de Eslovaquia*
Eslovaquia es un nuevo Estado poblado por antiguas etnias
nacionales. Los 5,3 millones de habitantes de la República de
Eslovaquia son en su mayoría eslovacos (86%). Los húngaros
constituyen la más importante etnia minoritaria (11%) y están
concentrados en las regiones situadas al sur y al este del país. En
esta parte de Europa, Eslovaquia es la nación que proporcionalmente
abarca la más importante población de gitanos. En efecto, se estiman
en torno a 500.000 personas. Otros grupos étnicos, igualmente, están
presentes, como los checos, los rutenos (o “Rusynos”) los alemanes y
los polacos. Los inmigrantes más recientes, a veces sin papeles, son
en su mayoría originarios de los países más pobres de la Europa del
Este. Grupos compactos de inmigrantes rusos, ucranianos, serbios y
búlgaros, se concentran en las ciudades más importantes.
En esta región, el cristianismo fue introducido en sus principios
bajo la forma oriental durante el siglo IX gracias a la obra
misionera de los santos Cirilo y Metodio. A partir del siglo XI
hasta el principio del siglo XX, el territorio eslovaco actual fue
dominado por los húngaros, y de este modo llega a ser
mayoritariamente católico. La renovación nacional eslovaca fue
lanzada en el siglo XIX por intelectuales que deseaban volver a dar
vida a la lengua y a la cultura eslovacas.
La aspiración común de los checos y eslovacos de liberarse del
imperio de los Habsburgo se realizará con la formación de la
República checoslovaca en 1918, seguida de la Primera Guerra
Mundial. El 17 de noviembre de 1989 comienza toda una serie de
manifestaciones públicas –la célebre “Revolución del terciopelo”-
que condujeron a la caída del régimen comunista en Checoslovaquia.
En 1992, las negociaciones para la nueva constitución federal
conocen un impás sobre la cuestión de la autonomía eslovaca, pero a
finales de 1992 un acuerdo concluye en la separación pacífica de
Checoslovaquia en dos partes: la República checa y la República
eslovaca (RS).
Las condiciones socio-económicas de la RS son duramente precarias,
aunque generalmente mejores si se comparan con las de los países
vecinos situados al este de Eslovaquia. Después de las importantes
elecciones legislativas que se celebraron en 2002 y que significa la
abolición de los partidos nacionalistas, Eslovaquia presenta su
candidatura para llegar a ser miembro de la OTAN y de la Unión
Europea. Esto se acepta. La entrada de Eslovaquia en el seno de
estas dos organizaciones no dejará de influenciar fuertemente el
desarrollo futuro del país.
A nivel nacional la tasa de paro es superior al 15% y en ciertas
regiones sobrepasa el 30%. Las personas más amenazadas son
naturalmente las que conocen el paro a largo plazo. Los gitanos, las
familias monoparentales, los niños y las familias numerosas son
otras categorías vulnerables expuestas al riesgo de la pobreza. Dada
la precariedad de la situación social y sanitaria, la población
gitana tiene una esperanza de vida inferior al 15% comparativamente
a la media del resto de los habitantes eslovacos.
En Eslovaquia el ecumenismo en su forma organizada nació en medio de
las Iglesias protestantes para hacer valer sus intereses en relación
con la mayoría católica. En 1927 se funda la Unión de las Iglesias
Evangélicas de Checoslovaquia (Eslovaquia fue miembro de 1918 a
1993). Fue precisamente en el seno de esta Unión donde se originaron
los primeros contactos con el movimiento ecuménico internacional
todavía muy joven.
Los representantes de ciertas Iglesias habían adquirido una
conciencia creciente de la importancia de este movimiento que
comenzaba a desarrollarse en Europa y en el mundo entero después de
la Segunda Guerra Mundial. Les parecía claramente que el mensaje del
Evangelio debía unir a las Iglesias y no separarlas. El 20 de junio
de 1955 fue fundado el Consejo Ecuménico de las Iglesias de
Checoslovaquia. Este organismo tenía entre otros fines el de
permitir a las Iglesias expresarse públicamente sobre la situación
social que se había instaurado en el interior del país después de
1948, año en que el poder fue tomado por los comunistas en
Checoslovaquia. Fue un periodo de restricciones para la vida y la
misión de las Iglesias, así como de persecuciones de las personas
activamente comprometidas en la vida de la Iglesia. Paralelamente,
fue necesario establecer una colaboración con las Iglesias de los
países vecinos. La tarea de este Consejo Ecuménico fue llevar a la
práctica las ideas del movimiento ecuménico en el territorio
checoslovaco.
El año 1989 y la llegada de la democracia dieron un impulso nuevo a
todas las Iglesias en su tarea. La obra de renovación de la Iglesia
podía comenzar. El trastorno de las condiciones de vida en el país
tuvo igualmente como efecto el de transformar la misión y los
objetivos del movimiento ecuménico.
Después de la división de Checoslovaquia en dos Estados diferentes,
la actividad del nuevo Consejo Ecuménico de las Iglesias de
Eslovaquia (COERS) comienza el 15 de abril de 1993 con su primera
asamblea. Éste reagrupa en su seno a las Iglesias activas en el
territorio de la Republica eslovaca. Actualmente once Iglesias son
miembros, mientras tres de ellas son observadoras. Son miembros de
pleno derecho la Iglesia Evangélica de la Confesión de Augsburgo en
Eslovaquia, la Iglesia Reformada en Eslovaquia, la Iglesia Ortodoxa
en Eslovaquia, la Brethren Church de Eslovaquia, la Iglesia
Metodista del Distrito eslovaco, la Iglesia Husita checoslovaca en
Eslovaquia, la Unión Bautista en Eslovaquia y la Iglesia
Veterocatólica de Eslovaquia. Son observadoras la Iglesia católica
(latina y greco-católica), la Iglesia Apostólica de Eslovaquia y la
Iglesia Adventista del Séptimo Día.
El contexto ecuménico se caracteriza por una cierta desproporción en
el número de fieles pertenecientes a las diferentes Iglesias. Las
cifras indicadas a continuación, tomadas del censo elaborado en
2001, darán una idea del reparto de los cristianos en Eslovaquia:
católicos (72,9%): (latinos: 68,9% y greco-católicos: 4%); luteranos
(6,9%); reformados (2,03%); ortodoxos (0,93%); restantes confesiones
(menos de 0,1%). Hay una cierta correlación entre la afiliación
religiosa y la pertenencia a una etnia. La mayoría de los cristianos
reformados son de origen húngaro y la mayor parte de los ortodoxos
son inmigrantes rutenos o ucranianos. La población total de
Eslovaquia se eleva a 5,3 millones de habitantes. En tal contexto,
el Consejo Ecuménico representa principalmente a las “más pequeñas
Iglesias”. Por ahora, según el censo de 2001, el número de personas
que se declararon pertenecientes a una confesión religiosa en
Eslovaquia pasa del 72% (1991) al 84% (2002). Este ascenso se debe
en parte a las reticencias de ciertos grupos religiosos a declarar
su pertenencia religiosa en 1991 y a la obra misionera de las
Iglesias en Eslovaquia.
Las relaciones Iglesia-Estado son generalmente buenas en Eslovaquia
y recientemente se han fortalecido. El Departamento eclesial del
Ministerio de Cultura es el encargado de velar sobre ellas. Este es
quien administra las subvenciones concedidas por el Estado a las
comunidades religiosas oficiales. En ningún caso pueden interferir
en sus actividades internas. El Ministerio de Cultura administra
igualmente un fondo cultural que, entre otras finalidades, es
destinado a la conservación y reparación de los edificios religiosos
históricos. El Consejo Ecuménico, subvencionado por el Estado, es un
organismo importante para el diálogo y la representación de las
Iglesias ante las autoridades. Los encuestas efectuadas ante la
opinión pública sitúan sistemáticamente a la Iglesia entre las
instituciones de la máxima dignidad y confianza del país. En las
recientes elecciones se pudo ver que aumentó la participación en el
gobierno por parte de los partidos y de hombres políticos
explícitamente cristianos.
En 2000 el Gobierno eslovaco firmó un tratado internacional con el
Vaticano, reglamentando sus relaciones con la Iglesia católica. En
el mes de abril de 2002, igualmente, firmó un acuerdo con las once
Iglesias oficiales miembros del COERS a fin de que se las atribuya
el mismo estatuto que el que goza la Iglesia católica. Este acuerdo
a nivel nacional tiene el sentido de garantizar el reconocimiento,
el estatuto y la ayuda económica para las Iglesias y el COERS. El
apoyo que el Estado aporta a las escuelas religiosas ha sido
igualmente fortalecido.
A pesar de esto, la futura remuneración del clero y del personal
eclesiástico por el Estado eslovaco es incierto y constituye un
desafío para la viabilidad económica de las estructuras de la
Iglesia y sus obras.
En marzo de 2003 la Asamblea del Consejo Ecuménico exhortó a los
ciudadanos eslovacos a apoyar la candidatura de su país para su
ingreso en la Unión Europea. Según las Iglesias, la ampliación de la
Unión Europea tiene el reto de la integración interna de las
personas y de las Iglesias en Eslovaquia y necesita que las Iglesias
acepten servir conjuntamente el Evangelio en el mundo de hoy. El
proceso de integración europeo debe limitarse a los aspectos
económicos y políticos impuestos por la Unión Europea. Las Iglesias
estiman que sus propios objetivos deberían ser indicados en el
proceso de integración, de tal manera que la búsqueda de una mayor
apertura para la colaboración ecuménica y de los medios puedan
contribuir a fortalecer esta colaboración. Paralelamente, la
identidad espiritual de las Iglesias y la integridad cultural de
Eslovaquia deberían ser precisamente mantenidas y salvaguardadas de
tal manera que se evite la disolución en una nueva integración.
Además, ciertas Iglesias se inquietan ante la creciente insinuación
en el sistema escolar de enseñanzas sectarias así como de actitudes
neoliberales de la sociedad eslovaca, tendencias arriesgadas al
poner en peligro el sistema tradicional de valores morales.
En 2000 el COERS lanzó un programa de educación persiguiendo dar a
las Iglesias miembros los medios para realizar su obra,
principalmente en lo que se refiere al trabajo en el campo social,
en favor de los jóvenes y de los grupos marginados. Confiado a un
secretario, este programa ofrece la oportunidad de organizar
seminarios de formación y conferencias, dirigidos a personas
especializadas en el trabajo eclesial. Ha sido igualmente creado
para la coordinación y el acompañamiento en su trabajo de las
comisiones del COERS respectivamente consagradas a la juventud, a
las mujeres y al diaconado. En 2002 este programa ha organizado
nueve seminarios de formación y una conferencia sobre el estatuto de
la mujer a la luz del Nuevo Testamento.
Después de 1999 el COERS dirige igualmente un centro de estudio
sobre la nueva religiosidad. Este programa está propuesto en
colaboración con la Sociedad Ecuménica de estudio de las sectas y
goza además de la protección de la Conferencia Episcopal Católica.
Como actividad principal publica una revista trimestral, ROZMER
(Dimensión). En 2002 se publicaron cuatro números en 2500
ejemplares. El programa se ocupa también de la difusión de la
información. El último año nueve conferencias trataron sobre la
nueva religiosidad y han sido impartidas en diversas regiones del
país. El centro, además, posee una página web. El pasado año ha sido
consultada 12000 veces. Veinticuatro cuestiones enviadas por correo
han sido tratadas. Un centenar de visitantes ha sido personalmente
recibido en el centro dirigido por un secretario de programa y un
asistente administrativo. Actualmente, el COERS busca obtener un
apoyo para fortalecer este programa y crear un puesto de
consultor/consejero a tiempo pleno.
Después de febrero de 2001, el COERS presenta un programa de
información semanal en el cual se difunden las noticias procedentes
de las Iglesias y de las organizaciones ecuménicas del mundo entero.
Un programa de 10 minutos, realizado en colaboración con la Radio
pública eslovaca, propone las noticias de agencias de prensa
ecuménica, tales como ENI, EPD, LWI, KNA así como entrevistas a los
diversos invitados con cargos en la vida pública internacional. Una
transcripción de este programa se difunde por correo a una amplia
red de abonados.
El programa de Mesa Redonda constituye un instrumento esencial para
las Iglesias de Eslovaquia en el fortalecimiento de su trabajo.
Después de 1996 este programa ha apoyado a un gran número de
proyectos presentados por las Iglesias miembros o por el
secretariado del COERS. En 2002 han sido subvencionados 113
proyectos por un importe total de 120.000 euros. Los campos
escogidos fueron la educación, el servicio social, la misión, el
trabajo de los medios y el desarrollo de las estructuras.
Una de las principales cuestiones que será afrontada en el futuro es
la transformación y la descentralización del sistema de ayuda social
actualmente dependiente y administrada por el Estado. Las Iglesias
son conscientes del alcance histórico de este desafío y están
actualmente verificando su potencial para tomar las riendas de
ciertas instituciones cuya actividad será puesta bajo la
responsabilidad de sus estructuras diaconales.
La obra social de las Iglesias igualmente debe tener en cuenta la
capacidad creciente de la economía eslovaca para ofrecer las ayudas
humanitarias. Actualmente el COERS se compromete a analizar la
situación y a evaluar las condiciones necesarias para la creación de
un organismo de asistencia independiente.
Entre las Iglesias de Eslovaquia, un gran número de buenos ejemplos
de actividades ecuménicas se realizan desde la base. A título de
ejemplo, citamos la Comunidad ecuménica de la ciudad de Kosice,
centro industrial y administrativo de la Eslovaquia oriental.
La mayor parte de las Iglesias de Eslovaquia celebran la Semana de
oración por la Unidad de los cristianos. En numerosos lugares los
cristianos de diversas confesiones de Eslovaquia organizan
encuentros de oración ecuménica, particularmente durante el mes de
enero. Uno de los acontecimientos más sobresalientes de la Semana
consiste en una importante celebración ecuménica en la cual
participan los representantes de la vida civil y política. Este
oficio de oración se retransmite en directo por la televisión
pública eslovaca en la cadena nacional.
Estos últimos años, las Iglesias de Eslovaquia rezan principalmente
para que se les conceda la sabiduría y la fuerza necesarias para
hacer frente a las transformaciones de la sociedad, así como la
unidad cada vez más grande que les permita sacar partido de las
nuevas oportunidades que se les ofrece con su entrada en la
comunidad de naciones de la Unión Europea. Finalmente, oran para que
les sea concedida la gracia de ser un enriquecimiento para esta
comunidad y para discernir cuál es el camino a seguir para remontar
los efectos sociales negativos de este cambio.
Semana de oración por la unidad de los cristianos
Temas (1968-2005)
Elaborados desde 1968 por la Comisión "Fe y Constitución" del
Consejo Ecuménico de las Iglesias y por el Pontificio Consejo para
la Unidad de los Cristianos.
1968 "Para alabanza de su gloria" (Ef 1,14)
1969 "Llamados a la libertad" (Gal 5,13)
Reunión preparatoria en Roma, Italia)
1970 "Somos colaboradores de Dios" (1 Cor 3,9)
(Reunión preparatoria en el Monasterio de
Niederaltaich, República Federal
de
Alemania)
1971 "... y la comunión del Espíritu Santo" (2 Cor 13,13)
(Reunión preparatoria en Bari, Italia)
1972 "Os doy un mandamiento nuevo" (Jn 13,34)
(Reunión preparatoria en Ginebra, Suiza)
1973 "Señor, enséñanos a orar" (Lc 11,1)
(Reunión preparatoria en la Abadía de Montserrat,
España)
1974 "Que todos confiesen: Jesucristo es el Señor" (Flp 2,1-13)
(Reunión preparatoria en Ginebra, Suiza. En abril de
1974 se dirigió una carta
a
las Iglesias miembros, así como a otras partes que estuvieran
interesadas en
crear
grupos
locales que pudiesen participar en la preparación del folleto de la
Semana
de Oración. El primero en comprometerse fue el grupo australiano,
que
en concreto preparó en 1975 el proyecto inicial del folleto de la
Semana de
Oración)
1975 "La voluntad del Padre: constituir a Cristo en cabeza de
todas las cosas" (Ef
1,3-0)
(Proyecto de texto elaborado por un grupo australiano.
Reunión preparatoria
en
Ginebra,
Suiza)
1976 "Ahora somos hijos de Dios" (1 Jn 3,2)
(Proyecto de texto elaborado por la Conferencia de
Iglesias del Caribe.
Reunión
preparatoria en Roma, Italia)
1977 "La esperanza no defrauda" (Rom 5,1-5)
(Proyecto de testo elaborado en el Líbano, en plena
guerra civil. Reunión
preparatoria
en Ginebra, Suiza)
1978 "Ya no sois extranjeros" (Ef 2,13-22)
(Proyecto de texto elaborado por un grupo ecuménico de
Manchester,
Inglaterra)
1979 "Poneos unos al servicio de los otros para gloria de Dios"
(1 Pe 4,7-11)
(Proyecto de texto elaborado en Argentina. Reunión
preparatoria en Ginebra,
Suiza)
1980 "Venga a nosotros tu reino" (Mt 6,10)
(Proyecto de texto elaborado por un grupo ecuménico de
Berlín, República
Democrática
de Alemania. Reunión preparatoria en Milán, Italia)
1981 "Un solo Espíritu, distintos carismas, un solo cuerpo" (1
Cor 12, 3b-13)
(Proyecto de texto elaborado por los Padres de
Graymoor, USA. Reunión
preparatoria
en Ginebra, Suiza)
1982 "¡Qué amables son tus moradas, Señor!" (Sal 84)
(Proyecto de texto elaborado en Kenia. Reunión
preparatoria en Milán, Italia)
1983 "Jesucristo, vida del mundo" (1 Jn 1,1-4)
(Proyecto de texto elaborado por un grupo ecuménico de
Irlanda. Reunión
preparatoria
en Celigny-Bossey, Suiza)
1984 "Llamados a la unidad por la cruz de nuestro Señor" (1 Cor
2,2 y Col 1,20)
(Reunión preparatoria en Venecia, Italia)
1985 "De la muerte a la vida con Cristo" (Ef 2,4-7)
(Proyecto de texto elaborado en Jamaica. Reunión
preparatoria en
Grandchamp,
Suiza)
1986 "Seréis mis testigos" (Hch 1,6-8)
(Textos propuestos en Yugoslavia (Eslovenia). Reunión
preparatoria en
Yugoslavia)
1987 "Unidos en Cristo, una nueva creación" (2 Cor 5,17-6,4a)
(Proyecto de texto elaborado en Inglaterra. Reunión
preparatoria en Taizé,
Francia)
1988 "El amor de Dios elimina el temor" (1 Jn 4,18)
(Proyecto de texto elaborado en Italia. Reunión
preparatoria en Pinerolo,
Italia)
1989 "Edificar la comunidad: un solo cuerpo en Cristo" (Rom
12,5-6a)
(Proyecto de texto elaborado en Canadá. Reunión
preparatoria en Whaley,
Bridge,
Inglaterra)
1990 "Que todos sean uno, para que el mundo crea" (Jn 17)
(Proyecto de texto elaborado en España. Reunión
preparatoria en Madrid,
España)
1991 "Alabad al Señor todas las naciones" (Sal 117; Rom
15,5-13)
(Proyecto de texto elaborado en Alemania. Reunión
preparatoria en Rotenburg
an
der Fulda, República Federal de Alemania)
1992 "Yo estoy con vosotros... por tanto, id" (Mt 28,16-20)
(Proyecto de texto elaborado en Bélgica. Reunión
preparatoria en Brujas,
Bélgica)
1993 "Llevad los frutos del Espíritu para la unidad de los
cristianos (Gal 2,22-23)
(Proyecto de texto elaborado en Zaire. Reunión
preparatoria cerca de Zurich,
Suiza)
1994 "La casa de Dios: llamados a tener un solo corazón y una
sola alma" (Hch 4,32)
(Proyecto de texto elaborado en Irlanda. Reunión
preparatoria en Dublín,
Irlanda)
1995 "Koinonía: comunión en Dios y entre nosotros" (Jn 15,1-17)
(Reunión preparatoria en Bristol, Inglaterra)
1996 "Mira que estoy a la puerta y llamo" (Ap 3,14-22)
(Proyecto de texto elaborado en Portugal. Reunión
preparatoria en Lisboa,
Portugal)
1997 "En nombre de Cristo... dejaos reconciliar con Dios" (2
Cor 5,20)
(Proyecto de texto elaborado en Escandinavia. Reunión
preparatoria en
Estocolmo,
Suecia)
1998 "El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad" (Rom
8,14-27)
(Proyecto de texto elaborado en Francia. Reunión
preparatoria en París,
Francia)
1999 "Él habitará con ellos. Ellos serán su pueblo y el mismo
Dios estará con ellos"
(Ap
21,1-7)
(Proyecto de texto elaborado en Malasia. Reunión
preparatoria en el
Monasterio
de Bose, Italia)
2000 "Bendito sea Dios que nos ha bendecido en Cristo" (Ef
1,3-14)
(Proyecto de texto elaborado por el Consejo de
Iglesias del Medio Oriente.
Reunión
preparatoria en el Monasterio de La Verna, Italia)
2001 "Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Jn 14,1-6)
(Proyecto de texto elaborado en Rumania. Reunión
preparatoria en la "Casa de
Odihna",
Rumania)
2002 "En ti está la fuente de la vida" (Sal 36 [35], 10)
(Proyecto de texto elaborado por el Consejo de
Conferencias Episcopales de
Europa (CCEE)
y la Conferencia de Iglesias de Europa (CEC). Reunión
preparatoria
en el Centro ecuménico de Ottmaring (Augsburgo, República
Federal
de Alemania)
2003 "Este tesoro lo llevamos en vasijas de barro" (2 Cor 4,
3-18)
(Proyecto de texto elaborado en Argentina. Reunión
preparatoria en el Centro
ecuménico
"Los Rubios" cerca de Málaga (España)
2004 “Mi paz os doy” (Jn 14,27)
(Proyecto de texto elaborado en Alepo, Siria. Reunión
preparatoria en
Palermo,
Sicilia, Italia.
2005 “Cristo, fundamento único de la Iglesia” (1 Cor 3, 1-23)
Proyecto de texto elaborado en Eslovaquia. Reunión
preparatoria en Piestany,
Eslovaquia.
Algunas fechas importantes en la historia de la Semana de oración
1740 Escocia (aproximadamente)
Nacimiento en Escocia del movimiento pentecostal con vinculaciones
en América del Norte, cuyo mensaje por la renovación de la fe
llamaba a la oración por todas las Iglesias y con ellas.
1820 James Haldane Stewart
El Rvdo. James Haldane Stewart publica "Consejos para la unión
general de los cristianos con vistas a una efusión del Espíritu" (Hins
for the outpouring of the Spirit).
1840 Ignatius Spencer
El Rvdo. Ignatius Spencer, un convertido al catolicismo, sugiere una
"Unión de oración por la unidad".
1867 Lambeth
La primera asamblea de obispos anglicanos en Lambeth insiste en la
oración por la unidad, en la introducción a sus resoluciones.
1894 León XIII
El Papa León XIII anima a la práctica del Octavario de oración por
la unidad en el contexto de Pentecostés.
1908 Paul Wattson
Celebración del "Octavario por la unidad de la Iglesia" bajo la
iniciativa del Rvdo. Paul Wattson.
1926 Fe y Constitución
El Movimiento "Fe y Constitución" inicia la publicación de
"Sugerencias para un Octavario de oración por la unidad de los
cristianos".
1935 Paul Couturier
En Francia, el abad Paul Couturier se convierte en el abogado de la
"Semana universal para un Octavario de oración por la unidad de los
cristianos sobre la base de una oración concebida por la unidad que
Cristo quiere, por los medios que El quiera".
1958 "Unidad cristiana"
El Centro "Unidad cristiana" de Lyon (Francia) comienza a preparar
el tema para la semana de oración en colaboración con la Comisión
"Fe y Constitución" del Consejo Ecuménico de las Iglesias.
1964 Pablo VI y Atenágoras I
En Jerusalén el Papa Pablo VI y el Patriarca Atenágoras I recitan
juntos la oración de Cristo "que todos sean uno" (Jn 17).
1964 El Concilio Vaticano II
El Decreto sobre el ecumenismo del Concilio Vaticano II subraya que
la oración es el alma del movimiento ecuménico, y anima a la
práctica de la semana de oración.
1966 “Fe y Constitución" y el Secretariado para la Unidad
La Comisión "Fe y Constitución" y el Secretariado para la Unidad de
los Cristianos (actualmente Pontificio Consejo para la Promoción de
la Unidad de los Cristianos) de la Iglesia católica deciden preparar
un texto para la Semana de oración de cada año.
1966 Elaboración conjunta de los textos
Por primera vez, la “Oración por la unidad” se celebra con los
textos elaborados en colaboración entre “Fe y Constitución” y el
Secretariado para la unidad de los cristianos.
1994 Texto preparado en colaboración con YMCA y YWCA.
2004 Presentación conjunta de los textos
“Fe y Constitución” (Consejo Ecuménico de las Iglesias) y el Consejo
Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos (Iglesia
Católica) deciden que en lo sucesivo los textos en francés y en
inglés de la Semana de oración por la unidad de los cristianos sean
publicados conjuntamente y presentados en un mismo formato.
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[1] Esta selección de oraciones ha sido realizada y presentada por
el grupo local.
[2] San Cirilo, nacido en Macedonia (Grecia) y de origen griego y
eslavo, tradujo las Escrituras al eslavo, la lengua de su pueblo. La
súplica de “las tres lenguas” se refiere a la herejía originada por
el hecho de que sólo el hebreo, el griego y el latín podían ser
utilizadas como lenguas litúrgicas.
* Esta presentación de la situación ecuménica en Eslovaquia ha sido
preparada por el grupo preparatorio local. Se publica aquí bajo su
propia responsabilidad. |