COMISIÓN EPISCOPAL DE ECUMENISMO, RELACIONES CON EL JUDAÍSMO, EL ISLAM Y LAS RELIGIONES

 
 

 
 

                            

RECURSOS
Documentos - Bibliografía

 

SEMANA DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS

 

Cristo, fundamento único de la Iglesia

(1 Cor 3, 1-23)

Presentación

Introducción

Tenemos el gusto de anunciar el nacimiento de una nueva etapa de colaboración entre el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos (Iglesia Católica) y la Comisión Fe y Constitución (Consejo Ecuménico de las Iglesias). En efecto, una nueva etapa hacia la unidad de los cristianos. Este año, por primera vez, el texto de la Semana de oración por la unidad de los cristianos no sólo ha sido preparado en común por el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y Fe y Constitución, sino que se publican conjuntamente por los dos organismos las versiones francesa e inglesa. Agradecemos muy sinceramente a la Conferencia Episcopal Española haber asumido generosamente la responsabilidad de traducir al español este folleto.

Os animamos a hacer buen uso de este texto, naturalmente en la semana especial y a lo largo del año, como base para vuestra oración personal y pública por la unidad durante este año.

Brian Farrel,

Secretario Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos

 

Buscar la unidad durante todo el año

Tradicionalmente, la Semana de oración por la unidad de los cristianos se celebra del 18 al 25 de enero. Estas fechas fueron propuestas en 1908 por Paul Watson para cubrir el periodo entre la fiesta de san Pedro y la de san Pablo. Esta elección tiene un significado simbólico. En el hemisferio Sur, donde el mes de enero es tiempo de vacaciones de verano, se prefiere adoptar igualmente en otra fecha, por ejemplo en torno a Pentecostés (sugerido por el movimiento Fe y Constitución en 1926) que representa también otra fecha simbólica para la unidad de la Iglesia.

Guardando esta flexibilidad de espíritu, os animamos a considerar estos textos como una invitación para encontrar otras ocasiones, a lo largo del año, y expresar el grado de comunión que las Iglesias ya han alcanzado, y orar juntas para llegar a la plena unidad querida por Cristo.

Adaptar los textos

Estos textos que han sido propuestos, cada vez que sea posible, se procurará adaptarles a las realidades de los diferentes lugares y países. Al hacerlo, se deberá tener en cuenta las prácticas litúrgicas y devocionales locales así como el contexto social-cultural. Tal adaptación deberá comportar normalmente una colaboración ecuménica.

En muchos países, las estructuras ecuménicas existen y permiten este género de colaboración. Esperamos que la necesidad de adaptar la «Oración» a la realidad local pueda animar la creación de esas mismas estructuras allí donde éstas no existen todavía.

Utilizar los textos de la Oración por la unidad de los cristianos

Para las Iglesias y las Comunidades cristianas que celebran juntas la «Oración» durante una sola ceremonia, este folleto propone un modelo de Celebración ecuménica de la Palabra de Dios.

Las Iglesias y las Comunidades cristianas pueden igualmente servirse para sus celebraciones de las oraciones y de otros textos de la Celebración ecuménica de la Palabra de Dios, de los textos propuestos por el Octavario y de las oraciones presentes en el apéndice de este folleto.

Las Iglesias y Comunidades cristianas que celebran la «Oración por la unidad de los cristianos» cada día de la semana, pueden encontrar sugerencias en los textos propuestos para el Octavario.

Si se desea realizar estudios bíblicos sobre el tema del año 2005, pueden servir de apoyo igualmente los textos y las reflexiones bíblicas propuestas para el Octavario. Los comentarios de cada día pueden concluir con una oración de intercesión.

Para las personas que desean orar en privado, los textos de este folleto pueden animar sus oraciones y su llamada a la comunión con todos aquellos que oran en todo el mundo por una mayor unidad visible de la Iglesia de Cristo.

TEXTO BÍBLICO PARA EL AÑO 2005

(1 Cor 3, 1-23)

“Hermanos, no me fue posible entonces trataros como a hombres maduros en el espíritu; tuve que hacerlo como a personas inmaduras, como a cristianos en estado infantil. Os nutrí con leche y no con alimentos fuertes, ya que no erais capaces de más. Y tampoco lo sois ahora. Aún estáis sujetos a las apetencias humanas. Pues mientras haya entre vosotros envidias y rivalidades, es señal de que os dominan esas apetencias y de que no habéis superado el nivel puramente humano. En efecto, cuando uno dice: “Yo estoy con Pablo”, y otro “Yo con Apolo”, ¿no demostráis que sois todavía demasiado humanos?

¿Qué es, en definitiva, Pablo? ¿Y qué es Apolo? Simples servidores que os condujeron a la fe, valiéndose cada cual del don que Dios le concedió. Yo planté y Apolo regó, pero fue Dios quien hizo crecer. Así que ni el que planta ni el que riega cuentan para nada; Dios, que hace crecer, es el que cuenta. Y entre el oficio de plantar o el de regar no hay diferencia, si bien cada uno recibirá el salario en proporción a su trabajo. Lo único que nosotros hacemos es colaborar con Dios; vosotros sois el campo que Dios cultiva, la casa que Dios edifica.

Yo, respondiendo al don que Dios me ha concedido, he puesto los cimientos como buen arquitecto; otro es el que levanta el edificio. Mire, sin embargo, cada uno cómo lo hace. Desde luego, el único cimiento válido es Jesucristo, y nadie puede poner otro distinto. Pero sobre ese cimiento puede construirse con oro, plata y piedras preciosas, o bien con madera, paja y cañas. El día del Señor hará luz sobre el valor de lo que cada uno haya hecho, pues ese día vendrá con fuego, y el fuego pondrá a prueba la consistencia de la obra de cada uno. Aquel cuyo edificio, levantado sobre el cimiento, se mantenga firme, será premiado; aquel cuyo edificio no resista al fuego, perderá la recompensa. A pesar de lo cual, él se salvará, si bien como el que a duras penas escapa de un incendio.

¿Ignoráis acaso que sois templo de Dios y morada del Espíritu divino? Si destruís el templo de Dios, Dios mismo os destruirá a vosotros; no en vano el templo de Dios es algo santo, y vosotros mismos sois ese templo.

Que nadie se engañe. Si alguno de vosotros presume de listo según los criterios de este mundo, mejor será que se convierta en necio, para alcanzar así la verdadera sabiduría. Porque la sabiduría del mundo es necedad a los ojos de Dios. Así lo dice la Escritura: Dios atrapa a los sabios en su propia astucia. Y en otro lugar: El Señor sabe lo vanos que son los pensamientos de los sabios.

Que nadie, pues, ande presumiendo de quienes no pasan de ser hombres. Todo os pertenece: Pablo, Apolo, Pedro, el mundo, la vida, la muerte, lo presente y lo futuro; todo es vuestro. Pero vosotros sois de Cristo, y Cristo es de Dios”.

Traducción ecuménica del Nuevo Testamento

INTRODUCCIÓN TEOLÓGICA Y PASTORAL

Cristo, fundamento único de la Iglesia

(1 Cor 3, 1-23)

Este tema ha sido elaborado en un contexto de fe caracterizado por las nuevas posibilidades que se ofrecen a la Iglesia. Después de más de diez años, las Iglesias de Eslovaquia conocen un periodo de renovación y desarrollo tras una cuarentena de años de situación política que, aunque podían existir, se impedía su expansión y se limitaba su testimonio en la sociedad. Para preparar el tema de la Oración por la Unidad de este año, el grupo reflexionó sobre las siguientes cuestiones:

1. ¿Cuál es el fundamento sobre el cual se construye la nueva “existencia” de sus Iglesias?

2. ¿Existe un espacio de creencia en la unidad dentro del proceso de fe de las respectivas comunidades confesionales?

3. ¿Cuáles son los medios para fortalecer el servicio de la Iglesia?

En el Nuevo Testamento se encuentran las cartas dirigidas a las Iglesias para animarlas en su creencia espiritual viviendo en un mundo frecuentemente hostil a los valores del Evangelio. Entre ellas, la primera carta a los cristianos de Corinto es el texto sobre el que se basa el trabajo del grupo preparatorio. La reflexión que sigue es una introducción teológica y pastoral al tema de este año y al octavario de oración, que se inspira principalmente en la situación eslovaca y en la experiencia reciente de sus comunidades cristianas. El deseo del grupo preparatorio es que estas consideraciones puedan estimular a las Iglesias en su contexto específico, sea la que sea la situación en la que se encuentren sus comunidades cristianas, tanto si se trata de fe como si está en declive.

Crecer en la fe significa crecer en la unidad

Sobre la experiencia del crecimiento en la fe se constata en Eslovaquia que es realmente un don para todas las Iglesias de este país. Personas que estuvieron apartadas de las Iglesias antes de los acontecimientos de 1989, comenzaron a aproximarse a ellas para encontrar respuestas a las cuestiones importantes de su vida. Ello muestra que las Iglesias, en su faceta de difundir el mensaje del Evangelio, tienen que adaptarse a este nuevo contexto. La situación en Eslovaquia no fue más diferente que la que encontró Pablo cuando ayudaba a crecer a la Iglesia de Corinto.

A pesar de ello, este proceso de fe no está exento de fracasos y problemas. Pablo constata que los corintios no están aún preparados para recibir el alimento sólido que permite crecer en la fe. Es normal que para empezar a crecer hay que beber leche. Sin embargo, si después de un cierto tiempo el cuerpo no llega a absorber alimento sólido, significa que el organismo no funciona correctamente.

Pablo emplea una expresión muy fuerte para describir a los corintios. Les llama “hombres carnales” porque no alcanzaron la madurez espiritual. Viven todavía según sus inclinaciones humanas que se manifiestan en sus deseos y disputas mezquinas (día primero). ¿Cómo Pablo pudo utilizar palabras tan fuertes para describir a un pueblo donde la Iglesia es rica en múltiples dones y está llena de vida? Esta riqueza la conoce bien Pablo y se refiere a ella en 1 Cor 14.

Esta falta de madurez espiritual no se manifiesta en la ausencia de finos razonamientos o elementos visibles de poder. La comunidad es rica en dones y en obras. A este respecto, no era más pobre o más débil que otras. Por tanto, Pablo califica a esta Iglesia de carnal; llama niños a los corintios. ¿Porqué? Por la ausencia de unidad entre ellos.

Las Iglesias de Eslovaquia se preguntan en qué medida su crecimiento ha sido auténtico en estos últimos quince años de libertad y de nuevas responsabilidades. ¿Qué valor tienen los resultados alcanzados, si es verdad que todavía existen tensiones entre las diferentes confesiones? Las Iglesias de Eslovaquia comprendieron la necesidad de orar para que los cristianos crezcan en la fe y que este crecimiento esté marcado por la unidad en el servicio y por una comprensión recíproca.

La humildad en el servicio es fuente de unidad

La división que reinaba en Corinto no había sido capaz de rechazar ciertos principios de la fe. El verdadero problema había sido el rechazo a abandonar los antiguos comportamientos humanos. A pesar de los diferentes dones espirituales que los corintios habían recibido, faltaba alguna cosa, como la unidad del espíritu y sus intenciones necesarias. Pablo rechaza esta forma de ser cristianos. Él no cae en la trampa de los deseos que profesan ciertos fieles, que los adoran y los reclaman. Insiste sobre el hecho de que ni él ni Apolo son “dueños” de lo que les pertenece. Son “servidores (de otros)  para ser llamados a la fe” (1 Cor 3,5). Además, no ejercen este ministerio gracias a sus solas fuerzas. Realizan este servicio según los dones que el Señor les concedió.

Esta actitud es a la vez signo de humildad y de grandeza. La manera en que Pablo concibe el ministerio no se inscribe en una perspectiva terrena, según la cual un simple servidor se sitúa en las antípodas del deseo de ser servido como alguien importante en la Iglesia. Jesús nos enseña, en Mt 20,28, que “el Hijo del Hombre vino al mundo no para ser servido, sino para servir”. Por ello, todos los dones recibidos deben ser puestos al servicio del plan de Dios, de tal forma que indiquen que el autor es más que el destinatario.

Pablo comprende que el fruto de este servicio será diferente por fundamentarse sobre la cooperación. Precisamente este es el don que los eslovacos han experimentado. En la nueva situación que se ha creado, en razón sobre todo de la movilidad de las personas, los servidores a menudo no se dan cuenta de los frutos de la palabra que ha sido plantada. Hoy, como en los tiempos de Pablo, unos plantan como entonces y otros son los que proveen cada día de lo necesario para el crecimiento, y otros son los que se ocupan de la cosecha. En el pasado, las personas se pasaban toda su vida en el mismo pueblo o ciudad; los pastores locales podían seguir las necesidades espirituales de sus fieles desde el momento en el que sembraban la semilla del Evangelio hasta la cosecha de frutos. Hoy día se da el caso de muchas personas que están comprometidas en este proceso de crecimiento no sin problemas. En el mismo seno de las Iglesias de la misma confesión se producen tensiones entre los fieles, como también las hubo en el caso de Corinto. Además, se olvida a menudo que no son los ministros los que hacen crecer en la fe, sino que “solo Dios cuenta, él hace crecer” (día segundo).

Esta situación debe hacernos reflexionar: ¿en qué medida las tensiones que hay entre nosotros están provocadas por diferencias doctrinales? ¿No somos todavía demasiado orgullosos? ¿Hasta qué punto nuestras acciones están sometidas al poder más que al deseo y a la voluntad de servir?

Pablo tuvo que afrontar una situación semejante entre los cristianos de Corinto. La respuesta que hay que aportar es la de la humildad en el servicio como medio para comprender la unidad. Esta es la experiencia que a través de la convivencial o hacen las Iglesias todavía hoy. Hemos aprendido que somos compañeros de trabajo, que trabajamos juntos en la obra de Dios, cada uno edificando sobre el único fundamento que Él ha puesto, que es Cristo. Conscientes de ello, podemos apoyarnos unos a otros y actuar según la gracia que Dios ha dado a cada uno de nosotros (día tercero).

Edificar el servicio sobre el único fundamento

Tenemos una gran responsabilidad en nuestro servicio. El fundamento ha sido puesto, pero el edificio construido sobre este fundamento depende del trabajo de cada constructor. ¿Cualquier actitud de nuestra parte será signo del don recibido de Dios? Pablo, en su carta, subraya que existe una diversidad de dones y servicios, pero también todos proceden del mismo y único Señor. La diversidad es ofrecida por el mismo Espíritu para el bien de todos los miembros y para la unidad del cuerpo de la Iglesia (1 Cor 12,4 ss). Estos dones deber ser utilizados sabiamente para edificar la Iglesia y para construir puentes como signo de esperanza y de unidad en Cristo (día cuarto).

Para Pablo y para nosotros está claro que en el trabajo realizado se pone de manifiesto la obra de cada uno. En el pasado las Iglesias han estado, a veces, muy ocupadas en solucionar sus problemas internos en lugar de proclamar el mensaje de la muerte y de la resurrección de Cristo como fundamento de la vida cristiana. Por el contrario, Pablo siempre es considerado como responsable de sus acciones y de sus obras ante Dios. Igualmente, las Iglesias deben sentirse responsables ante Dios y ante los demás, como también ante sus compañeros en el servicio. La tarea a cumplir revelará en qué medida hemos sido buenos discípulos de Cristo (día quinto).

En estos esfuerzos para animar a los cristianos de Corinto, Pablo deberá debía definir cuál era su identidad. Puesto que ellos habían recibido el don del Espíritu, llegaron a ser el templo de Dios y edificados a su imagen. Esta realidad invita a los cristianos a vivir unidos en el Espíritu Santo que, a su vez, les une en Cristo, único fundamento (día sexto).

Sobre la base de nuestras experiencias y conocimientos, empezamos a entrever la locura de seguir caminos separados que, a su vez, están en el origen de las divisiones entre los discípulos de Cristo. Es esta la locura a la que Pablo se refiere al comienzo de su carta a los corintios cuando les exhorta a estar todos de acuerdo y a evitar las divisiones, ya que ellos deben estar “unidos en un mismo pensar y en un mismo sentir” (1 Cor 1,10). De la única Iglesia de Cristo hemos hecho surgir numerosas divisiones fundadas en el desacuerdo, en lugar de compartir el mismo espíritu y la misma meta hemos obrado los unos contra los otros. Este resultado es probablemente el fruto de un mundo donde los rasgos de carácter común como el individualismo y el deseo de competir son considerados como signos de sabiduría. Por el contrario, Pablo proclama el mensaje de Cristo que se humilló aceptando nuestras debilidades humanas hasta la muerte, revelando “todo lo que Dios ha preparado para los que le aman” (1 Cor 2,9) (día séptimo).

Pablo equipara las diferentes personas comprometidas al servicio del Evangelio. Sitúa luego esta fraternidad en el contexto de una unidad universal y cósmica. Asegura a los que, en épocas y lugares diferentes, han edificado sobre el único fundamento de que pertenecen juntos a Cristo. Son de Él. Si nosotros pertenecemos a Cristo, pertenecemos igualmente a Dios. Pablo es consciente de que Dios actuó en la creación a través de Cristo para renovar y reconciliar todas las cosas. Como servidores y ministros, estamos unidos cuando comprendemos que nuestro servicio comienza en Cristo y se dirige hacia Dios, que ha puesto el único fundamento de nuestra fe y es el origen de nuestra unidad (día octavo).

El Octavario de oración nos invita a reflexionar juntos como Iglesias diferentes, a implorar los unos por los otros la bendición de Dios, y buscar los campos en que es posible crecer juntos en la unidad.

Preparación de los textos para la Semana de oración por la unidad de los cristianos 2005

El proyecto inicial a partir del cual este folleto se ha preparado, ha sido propuesto este año por un grupo ecuménico compuesto de miembros del Comité teológico del Consejo Ecuménico de Iglesias de Eslovaquia. Las personas que han tomado parte son las siguientes (por orden alfabético):

Obispo Augustin Bacinsky (Iglesia vetero-católica)

Rev. Tsol Görözdi (Iglesia reformada)

Rev. Jan Halama (Iglesia católica)

Rev. Jozef Havercak (Iglesia ortodoxa)

Rev. Jan Henzel (Church of the Brethren)

Rev. Gabriela Kopas (Iglesia metodista)

Rev. Jozef Kulacik (Unión baptista)

Rev. Mikulas Lazor (Iglesia ortodoxa)

Rev. Ondrej Prostrednik (Iglesia evangélica de la Confesión de Augsburgo)

Agradecemos al Comité teológico la elaboración de estos textos y la fuente de inspiración que ha aportado en nuestro trabajo. La versión definitiva de estos textos ha sido realizada en la reunión de un grupo preparatorio internacional formado por miembros designados por la Comisión Fe y Constitución del Consejo Ecuménico de las Iglesias y el Consejo Pontificio para la promoción de la Unidad de los Cristianos de la Iglesia católica. El encuentro ha tenido lugar en el Centro de retiro de los PP. Jesuitas de Piestany (Eslovaquia), donde los participantes han sido recibidos personalmente por el Director, P. Emil Vani. Nuestro reconocimiento se dirige igualmente al conjunto del personal del Centro por su apoyo en la oración y por su cálida acogida. Finalmente, deseamos expresar nuestra más sincera gratitud al Consejo Ecuménico de las Iglesias de Eslovaquia y en particular a su Secretario, el Rev. Ondrej Prostrednik, por la preparación a nivel local de este encuentro y por la generosa hospitalidad ofrecida al grupo preparatorio internacional.

Celebración ecuménica

Introducción

La celebración tiene como tema: Cristo, fundamento único de la Iglesia.

La asamblea comienza alabando a Cristo por su obra de salvación. Este servicio de oración está centrado en el contexto de 1 Cor 3, aunque solo los versículos 10-13 están recogidos en los textos de la liturgia de la Palabra. Las otras lecturas permiten desarrollar el tema de la solidez y de la calidad de la edificación de la Iglesia sobre Cristo, piedra angular y fundamento de nuestra unidad.

El desarrollo penitencial y la oración de perdón después de la palabra de Dios. Ello permite convertirla en un elemento esencial de esta celebración. Otros preferían dejarla en su sitio tradicional del comienzo. Esta parte indica que cada comunidad hace un examen colectivo de conciencia ante Cristo (v. 4), fundamento de la unidad de la Iglesia: expresiones de arrepentimiento, símbolos, testimonios y aportaciones.

¿Anunciamos juntos el Evangelio, reconociendo y compartiendo los dones que el Señor concede a nuestras Iglesias? (v. 5) ¿Aceptamos el papel complementario de nuestras Iglesias en nuestras situaciones locales? ¿Reconocemos la primacía de Cristo de quien somos servidores? ¿Trabajamos verdaderamente juntos en la obra de Dios? (v. 9).

El símbolo propuesto aquí es el de dos tablas o vigas de madera unidas en forma de cruz durante la celebración. Se quiere evocar al mismo tiempo las puertas del infierno destruidas después de la Pascua de Cristo y los materiales sólidos habitualmente utilizados en la construcción de una casa. Una vez colocada esta cruz en el suelo, los otros símbolos –de arrepentimiento, de expresión de nuestra fe y de nuestra pertenencia inequívoca a Cristo para edificación de su Iglesia- pueden poco a poco ser colocados (lamparilla, granos de trigo, flores, dibujos de niños, etc.).

Durante las intercesiones, inspiradas en 1 Cor 3, 1-23, la asamblea confía a Cristo, único mediador, la obra de los cristianos y el servicio de las Iglesias en el mundo al servicio del ecumenismo.

DESARROLLO

I. Apertura

Bienvenida

Queridos hermanos en Cristo: Nos hemos reunido hoy para dar gracias a Dios que nos ha llamado a buscar la unidad. Le damos gracias en nombre de todos los que, en distintas partes del mundo, aspiran y rezan por la unidad de los cristianos, muy particularmente con las Iglesias de Eslovaquia, con las que nos asociamos en la oración y en la meditación. Dios se ha acordado de las nuevas oportunidades para servir, para reconciliar y recibir los dones espirituales. Animados por este servicio, con los cristianos del mundo entero, reflexionamos sobre el fundamento de nuestra fe común, que es nuestro Señor Jesucristo.

Al comienzo de esta oración, dos vigas de madera serán llevadas hasta el presbiterio. Nos recuerdan las puertas del infierno quebrantadas por Cristo y las de nuestra nueva vida. La madera, los materiales tradicionales de construcción, también nos invitan a reflexionar sobre el hecho de que todos somos invitados a construir y a promover la unidad entre los cristianos. Durante esta celebración, juntamos estos dos trozos de madera para hacer una cruz, símbolo del fundamento sobre el cual nosotros edificamos: Jesucristo.

Saludo

En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Introducción

El único cimiento válido es Jesucristo, y nadie puede poner otro distinto (1 Cor 3, 11).

Oración introductoria

Oremos unidos (breve silencio)

Señor, Dios vivo, te damos gracias por las obras magníficas que has hecho con nosotros. Te damos gracias particularmente por tu Hijo Jesucristo quien, aceptando morir en la cruz, nos ha concedido la salvación. Guárdanos junto con Él, al pie de la cruz, para que encontremos consuelo y alegría, salud y sabiduría de palabra y de obra. Con todos los fieles cantamos tu alabanza, por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.

Acción de gracias

L: Lectores 1 y 2

A: Asamblea

Después de cada estrofa que se inicia con “Yo” (quien habla es Cristo), a la manera de los “improperios”, la asamblea bendice el nombre del Señor. A continuación, la asamblea se dirige al Señor con una respuesta cantada y formulada con “Te”. Se puede iniciar la lectura con: Así habla el Señor Jesús:

L 1: Yo te amo, pueblo mío, en Belén nací.

       Recibí el nombre de Emmanuel porque soy Dios por todos los siglos.

A:     Te bendecimos, Señor.

L 2:  Yo bajé al agua del Jordán donde fui bautizado como signo del bautismo en el Espíritu  que habría de venir para que toda carne fuera purificada y renovada.

A:     Te bendecimos, Señor.

L 1:   Yo fui conducido al desierto por el Espíritu para combatir al tentador, lo vencí y te libré de sus cadenas.

A:      Te bendecimos, Señor.

L 2:      Yo proclamé la buena noticia del reino del Padre: reino de justicia y misericordia, de amor y verdad, de paz y felicidad. Cumplí los signos de los tiempos nuevos, mis manos curaron a enfermos y mi presencia trajo la paz.

A:        Te bendecimos, Señor.

L 1:      Yo te reuní, pequeño rebaño, como la gallina a sus pollos, como el pastor a su rebaño. He querido llevarte sobre mis hombros y conducirte al paraíso.

A:        Te bendecimos, Señor.

L 2:      Yo partí el pan y ofrecí el vino nuevo para hacer una alianza contigo y darte la vida abundante. Pedí al Padre que mi alegría esté en ti.

A:        Te bendecimos, Señor.

L 1:      Yo entregué mi espíritu en el leño de la cruz, he muerto para el perdón de los pecados y reunir a los hijos dispersos del Padre, y abrí las puertas del infierno. Al tercer día resucité de entre los muertos.

A:        Te bendecimos, Señor.

L 2:      Yo envié desde el Padre mi Espíritu Santo sobre ti. Él te recordará todo lo que te he enseñado. Él es soplo de vida. Es luz y consuelo, fuerza en tu testimonio, guía de tu oración.

A:        Te bendecimos, Señor.

L 1:      Escucha, pueblo mío: yo estoy contigo todos los días hasta el fin de los tiempos, para que seáis uno como yo soy con el Padre, y el mundo crea. Escucha mi voz, pueblo mío, para que no haya más que un solo rebaño y un solo Pastor.

A:        Te bendecimos, Señor.

Himno de la Asamblea (Distintas respuestas cantadas)

Efesios 1

Gloria a Dios en el cielo

A Ti la gloria

cualquier otro himno dirigido a Cristo

II. Liturgia de la Palabra

Oración antes de las lecturas bíblicas

Haz brillar en nuestros corazones, Señor que amas al hombre, la pura luz de tu divino conocimiento. Abre los ojos de nuestra mente a la inteligencia de tu mensaje evangélico. Infúndenos el respeto a tus benditos mandamientos, para que, sojuzgando las concupiscencias de la carne, entremos en una vida según el Espíritu, y te agrademos en todos nuestros pensamientos y acciones. Porque tú eres la luz de nuestras almas y de nuestros cuerpos, Cristo Dios, y a ti glorificamos, con tu eterno Padre y tu Santo Espíritu, todo bondad y vida, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

Lecturas

(Opción 1)                                                                    (Opción 2)

Gn 28, 10-17                                                                1 Cor 3, 1-23

Sal 118, 16-24                                                              Sal. 118, 16-24

1 Cor 3, 10-23

Himno

Evangelio (Mt 7, 24-27)

Homilía (o Testimonios)

(Se recomienda una breve homilía)

Himno (la ofrenda puede tener lugar en este momento)

Confesión y perdón (fondo musical)

Dos personas juntan las dos vigas de madera para hacer una cruz. Colocan la cruz en el suelo, en lugar bien visible del presbiterio. En cada expresión de arrepentimiento, los miembros de la asamblea pueden aproximarse para depositar sobre la cruz el símbolo escogido (lámpara, flores, granos de trigo, dibujos de niños, etc.) que recuerda a Cristo, fundamento de la Iglesia. Este gesto de aportar un símbolo sobre la cruz es expresión de nuestro deseo de conversión y de nuestra pertenencia renovada a Cristo para edificación de su única Iglesia.

L 1:      Señor, tú eres la paz y la reconciliación.

L 2:      Por haber escogido la envidia y la animosidad entre las Iglesias más que la confianza y la estima, perdónanos, Señor. 

            (silencio – se coloca un símbolo)

L 1:      Señor, tú nos colmas de bendiciones en la única fe.

L 2:      Por haber escogido el retroceso en nosotros mismos y el rechazo de tus Iglesias, perdónanos, Señor. 

            (silencio – se coloca un símbolo)

L 1:      Señor, tú has dado la alegría a los afligidos, la libertad a los cautivos y el perdón a los pecadores.       

L 2:      Por haber cerrado nuestras manos y apartado nuestra vista de todos los que tienen necesidad de ayuda, perdónanos, Señor. 

            (silencio – se coloca un símbolo)

L 1:      Señor, tú nos has reunido como el pastor reúne a su rebaño y que va en busca de la oveja perdida.

L 2:      Por nuestros errores que nos alejan de ti, por haber rechazado tus brazos y acentuar así nuestras divisiones, perdónanos, Señor. 

            (silencio – se coloca un símbolo)

En este momento se pueden ofrecer testimonios de apertura hacia el ecumenismo, que exijan una verdadera conversión personal o comunitaria.

Oración de perdón

Dios todopoderoso, nadie puede colocar otro fundamento fuera del ya puesto. Este fundamento es Jesucristo. Ahora reconocemos que nosotros no hemos sido capaces de edificar sobre este fundamento para que llegue a ser construcción de Dios. Nosotros mismos hemos sido instrumentos de su degradación. Si nuestra obra debe estar perdida, sálvanos y concédenos una nueva oportunidad de aspirar a la unidad. Haznos desear vivamente la unidad de tu Iglesia, y concédenos trabajar con eficacia. Amén.

Intercambio de un signo de paz

La paz del Señor esté siempre con vosotros

Y con tu Espíritu.

Hermanos y hermanos, daos fraternalmente la paz.

Símbolo de Nicea

III. Oraciones e Intercesiones

El Apóstol Pablo dirigió esta carta a los corintios para darles ánimo. Podemos tener la misma esperanza que la Iglesia de Corinto cuando rezamos por la Iglesia de Dios y por todos los hombres.

Dios santo y eterno, te damos gracias por llamarnos a cada uno de nosotros por nuestro nombre. En ti vivimos, actuamos y crecemos. Pedimos por las Iglesias y por los cristianos del mundo entero. Recuérdanos nuestro fundamento común en Cristo. Haz que siempre vivamos en la fe y en el amor hasta que alcancemos la unidad que tú quieres.

Reúnenos a todos en Cristo.

Haz de nosotros tu morada.

Derrama sobre nosotros tu Espíritu para que conozcamos a Jesucristo y podamos dar testimonio de nuestra vida y de nuestra unidad en él. Que podamos conocer su espíritu para proclamar la sabiduría de Dios en todas partes del mundo. Afírmanos en nuestra acción a favor de la paz y de la reconciliación en la Iglesia y en la sociedad.

Reúnenos a todos en Cristo.

Haz de nosotros tu morada.

Pedimos por las Iglesias de Eslovaquia y todas las que atraviesan un periodo de cambio, que implica crecimiento o dificultades, reconciliación o conflictos. Ilumínalas y afianza su testimonio y su servicio.

Reúnenos a todos en Cristo.

Haz de nosotros tu morada.

Pedimos por los que están sin amparo, sin país, sin alimentación, sin trabajo, sin medicinas, sin paz. Que podamos reconocer y servir a Cristo a través de los que sufren y están en necesidad.

Reúnenos a todos en Cristo.

Haz de nosotros tu morada.

Te damos gracias por todos los dones de la creación. Enséñanos a compartir con los demás nuestro tiempo, nuestra energía, nuestros recursos, nuestro amor. Haznos más sensibles y atentos a las heridas de la familia humana y de la creación. Que podamos ser fieles a nuestra misión y vivir largamente en la tierra. Que podamos dar a Cristo nuestra vida entera, ya que le pertenecemos y en él se unen todas las cosas de la tierra y del cielo. Amén.

(Los fieles son invitados a hacer peticiones referidas a su contexto de vida y a su experiencia personal).

Padre nuestro (cada uno en su propia lengua)

IV. Bendición y despedida de la asamblea

Bendición (bendición de Aarón)

¡El Señor os/nos bendiga y os/nos guarde! Amén.

¡Haga brillar su rostro sobre vosotros/nosotros y os/nos conceda su favor! Amén.

¡Vuelva su mirada sobre vosotros/nosotros y os/nos conceda la paz! Amén.

Despedida

Podéis ir en la paz de Cristo

Demos gracias a Dios

(Música)

Textos bíblicos, meditaciones y oraciones para el Octavario

Día primero    Llamados a la madurez espiritual (1 Cor 3,1-4)

Os 2,21-25                  Diré a “No es mi pueblo”: “Tú eres mi pueblo”

Sal 24                          ¿Quién subirá al monte del Señor?

Col 1,25-28                 El misterio escondido desde siglos

Jn 15,1-8                     Yo soy la vid, vosotros los sarmientos

Meditación

En su carta a la comunidad cristiana de Corinto, donde desarrolló un papel importante y puso los fundamentos de la fe, Pablo llama fervorosamente a los corintios a la madurez espiritual. Alaba los dones que Dios concedió a esta comunidad, pero al mismo tiempo menciona los rumores de división que le llegaron: Yo soy de Pablo, yo soy de Apolo, yo de Cefas. Pablo pregunta de manera directa: ¿Cristo está dividido?

En el Antiguo Testamento existe una tradición judía que quiere que Dios conceda a su pueblo un nombre correspondiente a su naturaleza espiritual para poder llamarle a la fidelidad y a la conversión. Paralelamente, Pablo define a los corintios como hombres carnales, párvulos en Cristo, sintiendo no poder hablarles, por ahora, como hombres espirituales. Considera su fidelidad inmadura como disconforme con el espíritu de Cristo. Las palabras de Pablo son bruscas, no sólo porque el comportamiento de los corintios es particularmente mezquino, sino porque contrasta poderosamente con la grandeza y el origen divino de su vocación cristiana, ya que son templo de Dios donde habita el Espíritu de Dios. Pertenecen a Cristo y recibirán todo en él. Esta identidad en Cristo comporta una misión: con Pablo, deben haber conocido el misterio oculto a lo largo de los siglos; deben anunciar este misterio proclamando la gran acción redentora de Dios en Cristo y aportando su testimonio de vida transformada.

Deben recordar que las divisiones en Corinto estaban vinculadas a los conflictos sobre la acogida de la predicación de los Apóstoles: Yo soy de Pablo, yo soy de Apolo, yo de Cefas. Se puede ver aquí el preludio de las divisiones que, a lo largo de la historia, han herido nuestra unidad en Cristo edificada sobre la fe de los Apóstoles. Es, en efecto, un ensayo para profundizar en el conocimiento de la fe de la Iglesia primitiva que los cristianos se esfuerzan hoy para recomponer su unidad. La cuestión de Pablo es siempre actual: ¿Cristo está dividido? La madurez espiritual significa, en parte, saber recuperar y encarnar la unidad que se nos ha dado en Cristo. ¿En qué medida nuestra desunión dimana del hecho de que no hemos alcanzado una cierta madurez en la fe y no percibimos todavía la grandeza de la visión cristiana? ¿De qué manera nuestra desunión nos impide proseguir la misión de salvación y reconciliación de Cristo en un mundo desgarrado y afligido?

Oración

Dios de misericordia, tú nos llamas constantemente a una mayor madurez espiritual. Tú quieres que seamos tuyos. Abre nuestros corazones y nuestro espíritu a la grandeza de tu llamada y ayúdanos a perseverar en el camino de la unidad –en comunión con Pablo, Apolo y Cefas- proclamando y comprometiéndonos en el servicio de tu obra redentora en el mundo. Amén.

Día segundo     Dios da el crecimiento (1 Cor 3,5-9)

Gn 1,26-2,9              El Señor Dios planta un jardín en Edén

Sal 104 (103) 24-31 Tú renuevas la faz de la tierra

Rm 8,14-25              La creación espera con impaciencia la revelación de los hijos de    Dios

Lc 8,4-15                  Estos son los que escuchan la palabra de Dios y dan fruto

Meditación

Para hablar a las gentes de Corinto Pablo utiliza la imagen, familiar, de la plantación y del crecimiento. Es una imagen agrícola que está tomada para ilustrar directamente la acción de Dios y suscitar colaboradores en su obra.

Como los corintios, también nosotros estamos invitados a ser instrumentos, servidores, administradores fieles que deben rendir cuentas del cumplimiento de este servicio. Es un cargo importante realizar este servicio y estar investido de la responsabilidad del trabajo que se realiza para la gloria de Dios. Debemos ofrecer nuestras cualidades a Aquél a quien servimos; poner nuestras competencias sobre el único fundamento que es Cristo, para construir un edificio al servicio del amor.

Dios ha creado bueno a este mundo. Lo vemos en el primer capítulo del Génesis. Los hombres no supieron cumplir su papel. Hemos destruido este mundo perfecto. Por ello, estamos llamados a un servicio de sanación en el mundo. Este servicio nos une. Comporta numerosos aspectos que superan las barreras confesionales y culturales. El mundo está herido, como el samaritano que bajaba por el camino de Jerusalén a Jericó. No debemos tener miedo a abordar lo que está destruido en nuestro mundo. Dios quiere sanarlo mediante nosotros. La creación espera con impaciencia la sanación que procede de Dios.

En la búsqueda de la unidad, los cristianos pueden intercambiar sus propias experiencias para demostrar que más allá de “Pablo y de Apolo” están los que son de Cristo. Él sólo les puede hacer crecer en el amor del Padre, al servicio del Espíritu de santidad y de unidad que quiso salvar al mundo.

Oración

Oh Dios, te damos gracias por la confianza y la bendición que concedes a los que trabajan por la llegada de tu Reino en este mundo.

Ayúdanos a descubrir nuevas posibilidades para manifestar tu acción al servicio de los que nos rodean; que sirvamos, más que buscar ser servidos, y que tu poder de sanación actúe en nosotros.

Consérvanos unidos como una sola familia de tu Hijo único, haznos administradores fieles de tu creación, para que en los hombres y mujeres, en los pequeños y grandes, en las cosas y las personas Tú seas reconocido vivo y verdadero, salvador y creador de todo.

Amén.

Día tercero                  Cristo es el fundamento (1 Cor 3,10-11)

Is 28,14-16                 Yo pongo una piedra sólida que sirva de fundamento

Sal 118 (117),16-24    La piedra desechada es la piedra angular

Ef 2,19-22                   Jesucristo es la piedra angular

Mt 7,24-27                  La casa edificada sobre roca no se derrumbará

Meditación

En Cristo, Dios ha colocado, por obra del Espíritu Santo, el fundamento común de todos los bautizados. Los cristianos pueden afirmar su fe en Cristo, único fundamento sobre el que se edifica la Iglesia de Dios. Puesto que nadie puede poner otro, los cristianos confiesan juntos lo que Dios ha realizado en Cristo, que es el fundamento sobre el que está edificada su fe. Esta convicción es fuente de gratitud y de humildad.

En su esfuerzo de cimentarse en este único fundamento, los cristianos deben hacer frente continuamente a las voces que contradicen y rechazan a Cristo. En estas circunstancias, los cristianos están llamados a ser como la levadura de la sociedad, confiados en la ayuda de la gracia de Dios. De este modo, ante las pruebas, jamás deben vacilar. Como Jesús ha sido rechazado, sus discípulos deben estar dispuestos a sufrir las mismas pruebas.

Apoyándonos en el fundamento que representa Cristo y su doctrina, podemos afrontar los desafíos de la sociedad contemporánea. Como cristianos, no podemos tener miedo a utilizar, como punto de partida de nuestro testimonio en el mundo, lo que otros estiman como inútil.

Los cristianos están convencidos de que edificar sobre el fundamento sólido y común, que es Cristo, significa trabajar juntos, desde un mismo punto de partida y mirando hacia un mismo fin, es decir, la unidad de todos los discípulos de Cristo.

Lo que Jesucristo previamente representa para nosotros, de modo único y profundo, es el carácter de toda actividad que emprendemos juntos o separadamente. La fuerza del amor de Cristo nos llena de esperanza de que todo lo que realizamos en su nombre está destinado a perdurar y a continuar en medio de las dificultades, ya que Cristo es el principio y el fin.

Oración

Señor Dios nuestro, por obra del Espíritu Santo has establecido en Cristo el único fundamento sobre el cual está edificada la Iglesia. Te damos gracias por lo que has hecho por nosotros en Cristo. También te damos gracias por haber sostenido constantemente a la Iglesia contra toda tentativa que pretende su destrucción. Ayúdanos por tu gracia a construir sobre el fundamento que tú has puesto en Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Día cuarto                   Que se edifique sobre este fundamento(1 Cor 3,12-13)

Neh 2,17-18                Vamos a restaurar la muralla de Jerusalén

Sal 127 (126)              Si el Señor no construye la casa, en vano trabajan los albañiles

1 Cor 12,4-11             Hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo

Mt 20,1-16                  Un amo de casa salió al amanecer a contratar obreros para su viña

Meditación

Cristo es el don de Dios para el mundo. En Él se manifiestan la salvación y la liberación de la humanidad entera. Él es el fundamento y la fuente de la vida nueva que Dios nos ha dado. Este don de Dios es total. No tenemos ninguna necesidad de aportar a lo que es suyo.

Sin embargo, ello no significa que debemos quedar pasivos e indiferentes. Pablo nos exhorta a edificar sobre los cimientos. Subraya cuál es nuestra vocación y cómo debemos responder. Estamos llamados a tomar parte en la obra de renovación que Dios ha originado y a trabajar en su causa.

Dios nos ha dado diferentes dones (1 Cor 12). Debemos utilizarlos con una sola finalidad: glorificar a Cristo y la fuerza de su paz. Mediante nuestro trabajo debemos testimoniar el amor de Dios y nuestra unidad en Cristo.

Sin embargo, si se tiene en cuenta la historia de las Iglesias, se percibe que todo lo que está hecho en nombre de Cristo no está hecho necesariamente “a imagen de Cristo”. A veces, Cristo y su reconciliación han sido eclipsados por la arrogancia, las divisiones y la lucha por el poder. “Edificar la Iglesia” no significa levantar unos contra otros barreras confesionales, o todavía edificar nuestros propios “monumentos”.

Hoy día, las Iglesias deben enseñar a construir puentes y a colaborar. De este modo, darán testimonio de esperanza y fruto de su unidad en Cristo. Las antiguas heridas pueden ser curadas y los nuevos desafíos de nuestro mundo en cambio pueden ser afrontados conjuntamente, respetando cada uno las tradiciones y los dones del otro.

El fundamento común que tenemos en Cristo nos hace ser hermanos y hermanas. Es la base sobre la que se edifica la única y verdadera Iglesia de Cristo, llena de amor por los pobres, los marginados, y los que confían en Dios y en la esperanza de la llegada de su Reino.

La reconciliación de Dios nos compromete a todos, como personas y como Iglesias, a ser piedras vivas de nuestra unidad en Cristo. De este modo nuestro fundamento en Cristo aparecerá siempre de modo más evidente.

Oración

Señor, te damos gracias por el don único de vida y de paz que nos das dado mediante tu Hijo Jesucristo. Nuestras Iglesias recibieron de ti abundantes y diversos dones. Ayúdanos a ver esta diversidad como un enriquecimiento que nos permita edificar tu morada en el mundo. Haz que podamos mostrar lo que salva nuestra unidad y nos ayudará a llevar tu amor a los hombres y a las mujeres entre los cuales vivimos. Amén.

Día quinto                    Dios juzga nuestros esfuerzos de constructores (1 Cor 3,13-15)

Gn 4,2                         Soy yo el guardián de mi hermano

Sal 51(50),1-4.9-13    Contra ti, contra ti solo pequé

Flp 2,1-5                     Considerad que los demás son mejores que vosotros

Mt 25,14-30                Un hombre confía sus bienes a sus servidores

Meditación

Es un milagro constante que el Dios eterno haya querido y manifestado que los hombres participen con él en la obra que se realiza en el mundo. Aunque el fundamento, Jesucristo, haya sido puesto, nosotros debemos seguir asumiendo nuestro deber de constructores.

Explicando esto a los cristianos de Corinto, Pablo insiste igualmente sobre el hecho de que Dios somete a prueba lo que nosotros construimos: se debe asumir que somos buenos constructores. Nuestra salvación no depende de nuestras obras, pero nosotros seguimos siendo responsables de nuestras acciones ante Dios.

Para Pablo todo era función del fuego purificador del juicio final que estimaba como inminente. En lo que nos afecta, estamos siempre en alerta –cada oportunidad podría ser efectivamente la última- y comprendemos que seremos juzgados de acuerdo con el buen uso que hayamos hecho de los dones que Dios nos ha concedido para edificar su reino. Los cristianos de Eslovaquia experimentan una urgencia particular para descubrir nuevas posibilidades que pueden ofrecer en su servicio cristiano a la comunidad.

Todos somos responsables de nuestros actos comunes ante Dios y ante el prójimo. En efecto, las Iglesias también son responsables las unas hacia las otras en la búsqueda de la unidad. Son como los servidores de la parábola a quienes el dueño encomienda sus bienes y les exige el buen uso de los mismos. Todos hemos recibido un tesoro: la frágil vida de nuestro planeta, de los hermanos y hermanas que asumen en todo el mundo la buena nueva del Evangelio a proclamar. Sus dones son concedidos a la asamblea del pueblo de Dios y son para nosotros una oportunidad de compartir con los demás, de aprendizaje de nuestros logros y de nuestros fracasos. Y nuestra capacidad de obrar bien y edificar juntos está todavía hoy sometida a prueba.

Oración

Señor, que viniste entre nosotros mediante tu Hijo Jesús y te manifestaste mediante personas fiables: tú te mostraste ante nuestros ojos como un Dios vulnerable. Te damos gracias por la confianza que pusiste en el servicio y en el trabajo que nosotros desempeñamos para edificar tu reino. Haz que nosotros estemos atentos a tu voluntad y a tu deseo, e ilumínanos para que podamos ver las necesidades de las personas que nos rodean. Haz que seamos capaces de aprender los unos de los otros para estar unidos en nuestra responsabilidad mutua y consagrados al servicio de tu reino. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Día sexto                    Vosotros sois templo de Dios (1 Cor 3,16-17)

Gn 1,26-27                  Dios crea al hombre a su imagen

Sal 8                            Qué es el hombre

1 Pe 2,9-10                 El pueblo de Dios

Mt 16,24-27                Si alguno quiere venir detrás de mí

Meditación

La cuestión de la identidad no es un tema nuevo. Los seres humanos siempre han estado tentados de comprender y vivir lo que ellos verdaderamente son y se les ha prohibido ser. Hoy día, cuando vivimos en un mundo que se caracteriza por los constantes cambios y un pluralismo difuso, la búsqueda de una identidad propia llega a ser una cuestión de importancia creciente. Estamos enfrentados a este problema no solamente como personas, sino también como comunidades e Iglesias. Intentamos encontrar nuestra propia identidad en lo que nos distingue de los otros y nos hace ser únicos.

Lo que decía el apóstol Pablo hace dos mil años a los cristianos de Corinto es válido en nuestros días. Debemos tratar el problema de la identidad bajo otra perspectiva: no somos más “especiales” porque somos diferentes los unos de los otros, sino porque hemos recibido el don del Espíritu Santo, un don que está presente en todo ser humano en cuanto que hemos sido creados a imagen de Dios.

Somos el templo de Dios, sagrado y digno. Ninguna persona tiene el derecho de destruirlo. Estamos con los que Dios quiso estar con él, un lugar donde mora su Espíritu de bondad. Dios quiere entrar en comunión con nosotros, lo que indica y exige que nosotros estemos en comunión unos con otros. Dado que esta llamada a la comunión va más allá de los límites de nuestras comunidades cristianas, el escándalo de nuestras divisiones en cuanto Iglesias cristianas se intensifica y exige de manera imperativa que nosotros las superemos.

Las diferencias son parte también de nuestra identidad cristiana, ya que nosotros vivimos en situaciones y culturas diferentes, somos hombres y mujeres, estamos marcados por nuestras experiencias personales, particulares y por la historia de las comunidades en las que vivimos. Aún así, aunque tengamos que afrontar desafíos o los talentos que hayamos recibido, estamos unidos por el Espíritu Santo que nos concede el don de vivir como Dios desea y como nos ha revelado en Jesucristo: santos, capaces de ofrecer nuestro amor y de recibirlo de otros.

Oración

Dios eterno: tú has creado el cielo y la tierra; tú has creado el ser humano a tu imagen concediéndonos a cada uno de nosotros una identidad y una dignidad propias. Te damos gracias por el don de la vida, de esta vida que nos une a ti y a tu creación. Ayúdanos, en cuanto cristianos y en cuanto Iglesias, a recibir este don en toda su plenitud para que podamos superar todo lo que estorba o reduce tu don de vida. Llénanos de tu Espíritu de bondad para que podamos crecer en Cristo y llegar a ser su imagen en el mundo. Amén.

Día séptimo                 La vida en Cristo: locura y sabiduría(1 Cor 3,18-20)

Job 32,7-33,6              Es el soplo, la inspiración del Poderoso, quien da inteligencia

Sal 14(13),1-7             El Señor examina a los hombres para ver si buscan a Dios

1 Cor 1,17-30             Lo que es locura para el mundo, Dios lo elige para confundir a los sabios

Mt 10,17-25                Es el Espíritu de vuestro Padre el que habla en vosotros

Meditación

La democracia y la libertad nos aportan muchas ventajas, pero también tensiones. Esto es verdad para los individuos y para las Iglesias. En los países de antigua tradición cristiana, las Iglesias muchas veces han sido tentadas por un deseo de poder o un uso incorrecto del mismo. En consecuencia, su testimonio ha sido revelado sin transmitir la palabra de Dios sino sus concepciones humanas. Todavía hoy podemos estar tentados de apoyarnos en las relaciones del poder y en las ventajas que puede aportar la pertenencia a una mayoría, sin apoyarnos en los debates de nuestra sociedad, muchas veces vacíos. Y en cuanto Iglesias, hemos recibido el mandato de testimoniar lo que es un fundamento común para la vida del mundo, a saber, Jesucristo y su palabra, que nada ni nadie puede cambiar.

Los profetas han subrayado que lo que ellos proclamaron no fueron sus propias palabras, pensamientos o posiciones, sino una palabra recibida de Dios. Job comprendía que la búsqueda de la sabiduría se originaba más allá de sus fuentes, en el soplo de Dios.

El apóstol Pablo se apoyaba en esta sabiduría para proclamar ante todos a Jesucristo crucificado. Él dijo no saber más que de Jesucristo. Por el mensaje, el evangelio de Cristo crucificado, pasaba como un loco a los ojos de los sabios de su tiempo. Escribió a los cristianos de Corinto que la sabiduría de Dios es oferta de salvación “por la locura de la predicación”: Cristo crucificado. Era un escándalo y una locura para las gentes de este tiempo. Pero Pablo dijo que la locura de Dios es más sabia que la sabiduría humana, y que la fragilidad de Dios es más fuerte que la fuerza humana. El Cristo que nos presentan los Evangelios no actúa como héroe sino como aquél cuyo poder no es de este mundo. Se inclina hacia los marginados, toca a los moribundos, perdona los pecados, incluso a los justos y gentes piadosas que no ven posibilidad alguna de perdón. Dios ha descendido en la pobreza de los caminos humanos.

La palabra de la cruz nos ha sido confiada también a nosotros, los cristianos de hoy. Entre nuestras Iglesias separadas por la locura de los hombres, la acogida de la unidad puede parecer un proyecto insensato: en el corazón de un mundo dividido, herido por las guerras y la violencia, la búsqueda de la paz y de la reconciliación queda como la única sabiduría. A la luz de la cruz se está dibujando aquí el fundamento de nuestro testimonio común. Con Cristo, Dios se inclina hacia la humanidad y nos envía hacia los que le buscan por este anuncio: el camino de la vida pasa por Cristo crucificado y resucitado.

Oración

Dios, lleno de sabiduría y verdad, tú nos hiciste conocer la locura de tu amor cuando los hombres han crucificado a Jesús tu hijo único, y cuando tú lo resucitaste como Cristo, hemos conocido tu inmensa sabiduría. Te rogamos: mantennos en el seguimiento de tu Hijo en el camino de la vida. Concédenos proclamar la buena nueva de la salvación por la cruz de Jesucristo que da testimonio de la vida para todos. Que tu Iglesia hoy permanezca fiel a Aquél que es el fundamento y que ella abra a todas las naciones la sabiduría de tu Espíritu.

Día octavo                   Sois de Cristo (1 Cor 3,21-23)

Is 44,1-8                     Yo soy el primero y el último

Sal 89 (88),1-4            Tu amor está asentado para siempre

Ap 4,1-11                   Adoraban al que vive por los siglos de los siglos

Mc 9,33-35                 Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos

Meditación

Pertenecemos a Cristo. Somos de él y de nadie más. Sobre esto se funda nuestra unidad: por el bautismo Cristo nos ha incorporado a él mismo y nos ha hecho una cosa con él. La unidad que compartimos en Cristo es mucho más grande que todas las diferencias, del pasado y del presente, que dividen hoy nuestras Iglesias. Por nuestra pertenencia a Cristo nos pertenecemos unos a otros y somos responsables los unos de los otros. Por ello, Cristo nos llama a construir juntos su cuerpo, que es la Iglesia, como compañeros de trabajo y servidores fraternos. Los cristianos y las Iglesias están llamados a vivir y obrar juntos, como tales hermanos, en testimonio de su fe y en su servicio en favor de las personas necesitadas. Las divisiones, los desacuerdos, las querellas y las disputas que nacen de las personas (se llamen Pablo, Apolo o Cefas), todas estas fracturas rechazan no solamente a nuestros hermanos y hermanas en Cristo, sino al mismo Cristo.

Como templo de Dios, la Iglesia es un lugar de oración común y la más poderosa expresión de nuestra común pertenencia a Cristo. Cada oración común es una victoria sobre nuestras divisiones y celebra la unidad que tenemos realmente en Cristo. Nos unimos a todos aquellos que –poco importa el lugar y la época- pertenecen o han pertenecido a Cristo y en espíritu han venerado al Señor. Ciertamente, no actuamos conforme a la unidad que Cristo nos concedió. Cuando no podemos orar juntos, particularmente en torno a la mesa del Señor, nuestra desunión es evidente por todos. Por eso, todas las Iglesias sin excepción tienen todavía mucho que “construir”.

Porque somos de Cristo, somos de Dios. Pablo afirma con valentía: “todo es vuestro”. Con nuestros compañeros de trabajo y con nuestros hermanos en el servicio nuestra vida y nuestras acciones son parte del plan de Dios para toda la creación. Dios cumple su obra en el mundo para salvación y sanación de los que sufren, para reconciliación de los que están en guerra, para renovación de toda la creación. Dios nos juzga igualmente: sabemos que lo que edificamos está sometido a prueba y que el resultado de nuestras acciones se pondrá de manifiesto. Vivimos anticipadamente el balance final de acuerdo con nuestras acciones. No sabemos exactamente cuándo y bajo qué forma tendrá lugar este juicio, pero sabemos que nuestro juez será Dios, que es vida y bondad.

Alabamos a Dios y le damos gracias por las riquezas de la creación y por la redención que nos ha concedido por su Espíritu que nos une en Cristo. Que podamos ofrecer nuestra edificación común de la Iglesia de Cristo, nuestra búsqueda de la unidad como alabanza para gloria de Dios.

Oración

Señor, Dios de bondad, te damos gracias por habernos hecho uno en Cristo. Fortalece nuestra imaginación y nuestro coraje para que podamos construir juntos tu Iglesia en la unidad y en el amor. Haz que nuestras vidas y la vida de nuestras Iglesias sean un testimonio de tu amor para nosotros y para la creación entera. Señor, concédenos desde ahora la unidad. Amén.

Oraciones suplementarias de la tradición eslovaca[1]

Oración de San Cirilo al aproximarse su muerte

Señor Dios nuestro, tú has creado el coro de los ángeles y todas las potestades celestes, tú has llamado a las cosas del no-ser a la vida, y escuchas siempre las oraciones de los que cumplen tu santa voluntad y de quienes, en tu temor, respetan tus mandamientos:

Escucha, Señor, mi humilde oración; protege el rebaño de tus fieles que me has confiado, a mí que no soy más que tu humilde e indigno servidor. Líbralos de la malicia impía y pagana de los que blasfeman contra ti, destruye la herejía de las tres lenguas[2], engrandece a tu Iglesia y consérvala fielmente unida.

Une a tu pueblo en la profesión de su fe e inflama su corazón por la verdad de tu Palabra. Tú nos has concedido una inmensa gracia para proclamar el Evangelio de tu Cristo, y tu pueblo está dispuesto a cumplir tu obra de bondad.

Encomiendo a tus manos a los que me habías confiado: guíales con tu brazo derecho y poderoso, y protégeles para que todos canten tu alabanza y glorifiquen tu santo nombre, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.

Oración de Navidad

Padre celestial, fuente de toda bondad. Te damos gracias porque en tu misericordia nos has llevado a recordar el día glorioso de la natividad de tu Hijo, y nos concedes contemplarle con los ojos de la fe.

¡Qué inmensa alegría! Nacido por nosotros, ricos o pobres, nos ofrece dones maravillosos. Se hace Hijo del hombre para que nosotros lleguemos a ser hijos e hijas de Dios.

Dios eterno: que el firmamento cante tu alabanza y que la paz sobre la tierra se nos conceda. Jesucristo, salvador nuestro, ¿cómo podemos darte gracias por tu amor infinito? ¡Recibe la alabanza reconocida de nuestros corazones! Ilumínanos con tu Espíritu Santo para que no nos olvidemos que por la gracia de Dios nos viene la salvación.

Y ayuda a todos los hombres y mujeres a rechazar las pasiones impías de este mundo. Así seremos transformados y nuestras vidas serán rectas y colmadas de tu presencia. Amén.

Juraj Tranosvský (1592-1637), pastor luterano de Liptovský Mikulás, compositor de cantos y editor de la “Cithara Sanctorum” (colección de cantos luteranos utilizados hasta 1991 por la Iglesia luterana de Eslovaquia).

Canto matinal

Dios, Padre nuestro, nos levantamos para decir

Que tu nombre sea alabado en este nuevo día.

Para que teniendo la santidad y la fuerza se eleven nuestras oraciones

Concédenos tus dones buenos y perfectos.

 

Oh Hijo de Dios, te imploramos

Que todo lo que deseemos, proclamemos y realicemos

Sea siempre agradable a tus ojos

Y se cumpla tu alegría y la nuestra.

 

Oh Espíritu Santo, preserva del escándalo

A todos los que viven aquí abajo en el tormento y el dolor

Y cuando el día amanezca

Corona nuestras vidas de una gloria resplandeciente.

 

Jiri Zábojník (1608-1672), pastor luterano (oración traducida del inglés por J. Vajda 1969).

Oh Señor, Jesucristo, nuestro pastor

Tú que nos concedes la salvación, la alegría y la fuerza, con amor dirige tu mirada sobre nosotros, acuérdate de tu rebaño y protégelo.

Los lobos nos rodean y buscan destruir tu amor día y noche. Son muchos, y sin tu ayuda no podemos. Se acercan a nosotros y tu rebaño está sin defensa. Intercede por nosotros, Príncipe de la Paz. Tú has muerto por nuestros pecados, nosotros imploramos tu auxilio, ya que sabemos que sólo tú nos puedes salvar.

Porque tuya es la gloria y el honor por siempre, oh buen Pastor, Dios maravilloso, que nos guardas cerca de ti y al final nos llevarás al cielo junto a tu Padre. Amén.

Kristina Royova (1860-1936), en Piesne Sionska (Cánticos de Sión) romancera y compositora de cánticos, personaje clave del movimiento espiritual eslovaco.

Oración de tradición católica

Alma de Cristo – Anima Christi

Letanía del Sagrado Corazón de Jesús

Situación ecuménica de Eslovaquia*

Eslovaquia es un nuevo Estado poblado por antiguas etnias nacionales. Los 5,3 millones de habitantes de la República de Eslovaquia son en su mayoría eslovacos (86%). Los húngaros constituyen la más importante etnia minoritaria (11%) y están concentrados en las regiones situadas al sur y al este del país. En esta parte de Europa, Eslovaquia es la nación que proporcionalmente abarca la más importante población de gitanos. En efecto, se estiman en torno a 500.000 personas. Otros grupos étnicos, igualmente, están presentes, como los checos, los rutenos (o “Rusynos”) los alemanes y los polacos. Los inmigrantes más recientes, a veces sin papeles, son en su mayoría originarios de los países más pobres de la Europa del Este. Grupos compactos de inmigrantes rusos, ucranianos, serbios y búlgaros, se concentran en las ciudades más importantes.

En esta región, el cristianismo fue introducido en sus principios bajo la forma oriental durante el siglo IX gracias a la obra misionera de los santos Cirilo y Metodio. A partir del siglo XI hasta el principio del siglo XX, el territorio eslovaco actual fue dominado por los húngaros, y de este modo llega a ser mayoritariamente católico. La renovación nacional eslovaca fue lanzada en el siglo XIX por intelectuales que deseaban volver a dar vida a la lengua y a la cultura eslovacas.

La aspiración común de los checos y eslovacos de liberarse del imperio de los Habsburgo se realizará con la formación de la República checoslovaca en 1918, seguida de la Primera Guerra Mundial. El 17 de noviembre de 1989 comienza toda una serie de manifestaciones públicas –la célebre “Revolución del terciopelo”- que condujeron a la caída del régimen comunista en Checoslovaquia. En 1992, las negociaciones para la nueva constitución federal conocen un impás sobre la cuestión de la autonomía eslovaca, pero a finales de 1992 un acuerdo concluye en la separación pacífica de Checoslovaquia en dos partes: la República checa y la República eslovaca (RS).

Las condiciones socio-económicas de la RS son duramente precarias, aunque generalmente mejores si se comparan con las de los países vecinos situados al este de Eslovaquia. Después de las importantes elecciones legislativas que se celebraron en 2002 y que significa la abolición de los partidos nacionalistas, Eslovaquia presenta su candidatura para llegar a ser miembro de la OTAN y de la Unión Europea. Esto se acepta. La entrada de Eslovaquia en el seno de estas dos organizaciones no dejará de influenciar fuertemente el desarrollo futuro del país.

A nivel nacional la tasa de paro es superior al 15% y en ciertas regiones sobrepasa el 30%. Las personas más amenazadas son naturalmente las que conocen el paro a largo plazo. Los gitanos, las familias monoparentales, los niños y las familias numerosas son otras categorías vulnerables expuestas al riesgo de la pobreza. Dada la precariedad de la situación social y sanitaria, la población gitana tiene una esperanza de vida inferior al 15% comparativamente a la media del resto de los habitantes eslovacos.

En Eslovaquia el ecumenismo en su forma organizada nació en medio de las Iglesias protestantes para hacer valer sus intereses en relación con la mayoría católica. En 1927 se funda la Unión de las Iglesias Evangélicas de Checoslovaquia (Eslovaquia fue miembro de 1918 a 1993). Fue precisamente en el seno de esta Unión donde se originaron los primeros contactos con el movimiento ecuménico internacional todavía muy joven.

Los representantes de ciertas Iglesias habían adquirido una conciencia creciente de la importancia de este movimiento que comenzaba a desarrollarse en Europa y en el mundo entero después de la Segunda Guerra Mundial. Les parecía claramente que el mensaje del Evangelio debía unir a las Iglesias y no separarlas. El 20 de junio de 1955 fue fundado el Consejo Ecuménico de las Iglesias de Checoslovaquia. Este organismo tenía entre otros fines el de permitir a las Iglesias expresarse públicamente sobre la situación social que se había instaurado en el interior del país después de 1948, año en que el poder fue tomado por los comunistas en Checoslovaquia. Fue un periodo de restricciones para la vida y la misión de las Iglesias, así como de persecuciones de las personas activamente comprometidas en la vida de la Iglesia. Paralelamente, fue necesario establecer una colaboración con las Iglesias de los países vecinos. La tarea de este Consejo Ecuménico fue llevar a la práctica las ideas del movimiento ecuménico en el territorio checoslovaco.

El año 1989 y la llegada de la democracia dieron un impulso nuevo a todas las Iglesias en su tarea. La obra de renovación de la Iglesia podía comenzar. El trastorno de las condiciones de vida en el país tuvo igualmente como efecto el de transformar la misión y los objetivos del movimiento ecuménico.

Después de la división de Checoslovaquia en dos Estados diferentes, la actividad del nuevo Consejo Ecuménico de las Iglesias de Eslovaquia (COERS) comienza el 15 de abril de 1993 con su primera asamblea. Éste reagrupa en su seno a las Iglesias activas en el territorio de la Republica eslovaca. Actualmente once Iglesias son miembros, mientras tres de ellas son observadoras. Son miembros de pleno derecho la Iglesia Evangélica de la Confesión de Augsburgo en Eslovaquia, la Iglesia Reformada en Eslovaquia, la Iglesia Ortodoxa en Eslovaquia, la Brethren Church de Eslovaquia, la Iglesia Metodista del Distrito eslovaco, la Iglesia Husita checoslovaca en Eslovaquia, la Unión Bautista en Eslovaquia y la Iglesia Veterocatólica de Eslovaquia. Son observadoras la Iglesia católica (latina y greco-católica), la Iglesia Apostólica de Eslovaquia y la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

El contexto ecuménico se caracteriza por una cierta desproporción en el número de fieles pertenecientes a las diferentes Iglesias. Las cifras indicadas a continuación, tomadas del censo elaborado en 2001, darán una idea del reparto de los cristianos en Eslovaquia: católicos (72,9%): (latinos: 68,9% y greco-católicos: 4%); luteranos (6,9%); reformados (2,03%); ortodoxos (0,93%); restantes confesiones (menos de 0,1%). Hay una cierta correlación entre la afiliación religiosa y la pertenencia a una etnia. La mayoría de los cristianos reformados son de origen húngaro y la mayor parte de los ortodoxos son inmigrantes rutenos o ucranianos. La población total de Eslovaquia se eleva a 5,3 millones de habitantes. En tal contexto, el Consejo Ecuménico representa principalmente a las “más pequeñas Iglesias”. Por ahora, según el censo de 2001, el número de personas que se declararon pertenecientes a una confesión religiosa en Eslovaquia pasa del 72% (1991) al 84% (2002). Este ascenso se debe en parte a las reticencias de ciertos grupos religiosos a declarar su pertenencia religiosa en 1991 y a la obra misionera de las Iglesias en Eslovaquia.

Las relaciones Iglesia-Estado son generalmente buenas en Eslovaquia y recientemente se han  fortalecido. El Departamento eclesial del Ministerio de Cultura es el encargado de velar sobre ellas. Este es quien administra las subvenciones concedidas por el Estado a las comunidades religiosas oficiales. En ningún caso pueden interferir en sus actividades internas. El Ministerio de Cultura administra igualmente un fondo cultural que, entre otras finalidades, es destinado a la conservación y reparación de los edificios religiosos históricos. El Consejo Ecuménico, subvencionado por el Estado, es un organismo importante para el diálogo y la representación de las Iglesias ante las autoridades. Los encuestas efectuadas ante la opinión pública sitúan sistemáticamente a la Iglesia entre las instituciones de la máxima dignidad y confianza del país. En las recientes elecciones se pudo ver que aumentó la participación en el gobierno por parte de los partidos y de hombres políticos explícitamente cristianos.

En 2000 el Gobierno eslovaco firmó un tratado internacional con el Vaticano, reglamentando sus relaciones con la Iglesia católica. En el mes de abril de 2002, igualmente, firmó un acuerdo con las once Iglesias oficiales miembros del COERS a fin de que se las atribuya el mismo estatuto que el que goza la Iglesia católica. Este acuerdo a nivel nacional tiene el sentido de garantizar el reconocimiento, el estatuto y la ayuda económica para las Iglesias y el COERS. El apoyo que el Estado aporta a las escuelas religiosas ha sido igualmente fortalecido.

A pesar de esto, la futura remuneración del clero y del personal eclesiástico por el Estado eslovaco es incierto y constituye un desafío para la viabilidad económica de las estructuras de la Iglesia y sus obras.

En marzo de 2003 la Asamblea del Consejo Ecuménico exhortó a los ciudadanos eslovacos a apoyar la candidatura de su país para su ingreso en la Unión Europea. Según las Iglesias, la ampliación de la Unión Europea tiene el reto de la integración interna de las personas y de las Iglesias en Eslovaquia y necesita que las Iglesias acepten servir conjuntamente el Evangelio en el mundo de hoy. El proceso de integración europeo debe limitarse a los aspectos económicos y políticos impuestos por la Unión Europea. Las Iglesias estiman que sus propios objetivos deberían ser indicados en el proceso de integración, de tal manera que la búsqueda de una mayor apertura para la colaboración ecuménica y de los medios puedan contribuir a fortalecer esta colaboración. Paralelamente, la identidad espiritual de las Iglesias y la integridad cultural de Eslovaquia deberían ser precisamente mantenidas y salvaguardadas de tal manera que se evite la disolución en una nueva integración. Además, ciertas Iglesias se inquietan ante la creciente insinuación en el sistema escolar de enseñanzas sectarias así como de actitudes neoliberales de la sociedad eslovaca, tendencias arriesgadas al poner en peligro el sistema tradicional de valores morales.

En 2000 el COERS lanzó un programa de educación persiguiendo dar a las Iglesias miembros los medios para realizar su obra, principalmente en lo que se refiere al trabajo en el campo social, en favor de los jóvenes y de los grupos marginados. Confiado a un secretario, este programa ofrece la oportunidad de organizar seminarios de formación y conferencias, dirigidos a personas especializadas en el trabajo eclesial. Ha sido igualmente creado para la coordinación y el acompañamiento en su trabajo de las comisiones del COERS respectivamente consagradas a la juventud, a las mujeres y al diaconado. En 2002 este programa ha organizado nueve seminarios de formación y una conferencia sobre el estatuto de la mujer a la luz del Nuevo Testamento.

Después de 1999 el COERS dirige igualmente un centro de estudio sobre la nueva religiosidad. Este programa está propuesto en colaboración con la Sociedad Ecuménica de estudio de las sectas y goza además de la protección de la Conferencia Episcopal Católica. Como actividad principal publica una revista trimestral, ROZMER (Dimensión). En 2002 se publicaron cuatro números en 2500 ejemplares. El programa se ocupa también de la difusión de la información. El último año nueve conferencias trataron sobre la nueva religiosidad y han sido impartidas en diversas regiones del país. El centro, además, posee una página web. El pasado año ha sido consultada 12000 veces. Veinticuatro cuestiones enviadas por correo han sido tratadas. Un centenar de visitantes ha sido personalmente recibido en el centro dirigido por un secretario de programa y un asistente administrativo. Actualmente, el COERS busca obtener un apoyo para fortalecer este programa y crear un puesto de consultor/consejero a tiempo pleno.

Después de febrero de 2001, el COERS presenta un programa de información semanal en el cual se difunden las noticias procedentes de las Iglesias y de las organizaciones ecuménicas del mundo entero. Un programa de 10 minutos, realizado en colaboración con la Radio pública eslovaca, propone las noticias de agencias de prensa ecuménica, tales como ENI, EPD, LWI, KNA así como entrevistas a los diversos invitados con cargos en la vida pública internacional. Una transcripción de este programa se difunde por correo a una amplia red de abonados.

El programa de Mesa Redonda constituye un instrumento esencial para las Iglesias de Eslovaquia en el fortalecimiento de su trabajo. Después de 1996 este programa ha apoyado a un gran número de proyectos presentados por las Iglesias miembros o por el secretariado del COERS. En 2002 han sido subvencionados 113 proyectos por un importe total de 120.000 euros. Los campos escogidos fueron la educación, el servicio social, la misión, el trabajo de los medios y el desarrollo de las estructuras.

Una de las principales cuestiones que será afrontada en el futuro es la transformación y la descentralización del sistema de ayuda social actualmente dependiente y administrada por el Estado. Las Iglesias son conscientes del alcance histórico de este desafío y están actualmente verificando su potencial para tomar las riendas de ciertas instituciones cuya actividad será puesta bajo la responsabilidad de sus estructuras diaconales.

La obra social de las Iglesias igualmente debe tener en cuenta la capacidad creciente de la economía eslovaca para ofrecer las ayudas humanitarias. Actualmente el COERS se compromete a analizar la situación y a evaluar las condiciones necesarias para la creación de un organismo de asistencia independiente.

Entre las Iglesias de Eslovaquia, un gran número de buenos ejemplos de actividades ecuménicas se realizan desde la base. A título de ejemplo, citamos la Comunidad ecuménica de la ciudad de Kosice, centro industrial y administrativo de la Eslovaquia oriental.

La mayor parte de las Iglesias de Eslovaquia celebran la Semana de oración por la Unidad de los cristianos. En numerosos lugares los cristianos de diversas confesiones de Eslovaquia organizan encuentros de oración ecuménica, particularmente durante el mes de enero. Uno de los acontecimientos más sobresalientes de la Semana consiste en una importante celebración ecuménica en la cual participan los representantes de la vida civil y política. Este oficio de oración se retransmite en directo por la televisión pública eslovaca en la cadena nacional.

Estos últimos años, las Iglesias de Eslovaquia rezan principalmente para que se les conceda la sabiduría y la fuerza necesarias para hacer frente a las transformaciones de la sociedad, así como la unidad cada vez más grande que les permita sacar partido de las nuevas oportunidades que se les ofrece con su entrada en la comunidad de naciones de la Unión Europea. Finalmente, oran para que les sea concedida la gracia de ser un enriquecimiento para esta comunidad y para discernir cuál es el camino a seguir para remontar los efectos sociales  negativos de este cambio.

Semana de oración por la unidad de los cristianos Temas (1968-2005)

Elaborados desde 1968 por la Comisión "Fe y Constitución" del Consejo Ecuménico de las Iglesias y por el Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos.

1968      "Para alabanza de su gloria" (Ef 1,14)

 

1969      "Llamados a la libertad" (Gal 5,13)

              Reunión preparatoria en Roma, Italia)

 

1970      "Somos colaboradores de Dios" (1 Cor 3,9)

              (Reunión preparatoria en el Monasterio de Niederaltaich, República Federal                de Alemania)

 

1971      "... y la comunión del Espíritu Santo" (2 Cor 13,13)

               (Reunión preparatoria en Bari, Italia)

 

1972      "Os doy un mandamiento nuevo" (Jn 13,34)

              (Reunión preparatoria en Ginebra, Suiza)

 

1973      "Señor, enséñanos a orar" (Lc 11,1)

               (Reunión preparatoria en la Abadía de Montserrat, España)

 

1974      "Que todos confiesen: Jesucristo es el Señor" (Flp 2,1-13)

               (Reunión preparatoria en Ginebra, Suiza. En abril de 1974 se dirigió una carta                a las Iglesias miembros, así como a otras partes que estuvieran interesadas en                  crear  grupos locales que pudiesen participar en la preparación del folleto de la                Semana de Oración. El primero en comprometerse fue el grupo australiano,               que en concreto preparó en 1975 el proyecto inicial del folleto de la Semana de                Oración)

 

1975      "La voluntad del Padre: constituir a Cristo en cabeza de todas las cosas" (Ef               1,3-0)

              (Proyecto de texto elaborado por un grupo australiano. Reunión preparatoria               en  Ginebra, Suiza)

 

1976      "Ahora somos hijos de Dios" (1 Jn 3,2)

               (Proyecto de texto elaborado por la Conferencia de Iglesias del Caribe.                Reunión   preparatoria en Roma, Italia)

 

1977      "La esperanza no defrauda" (Rom 5,1-5)

               (Proyecto de testo elaborado en el Líbano, en plena guerra civil. Reunión                preparatoria en Ginebra, Suiza)

 

1978      "Ya no sois extranjeros" (Ef 2,13-22)

              (Proyecto de texto elaborado por un grupo ecuménico de Manchester,                Inglaterra)

 

1979      "Poneos unos al servicio de los otros para gloria de Dios" (1 Pe 4,7-11)

             (Proyecto de texto elaborado en Argentina. Reunión preparatoria en Ginebra,              Suiza)

 

1980      "Venga a nosotros tu reino" (Mt 6,10)

            (Proyecto de texto elaborado por un grupo ecuménico de Berlín, República             Democrática de Alemania. Reunión preparatoria en Milán, Italia)

 

1981      "Un solo Espíritu, distintos carismas, un solo cuerpo" (1 Cor 12, 3b-13)

              (Proyecto de texto elaborado por los Padres de Graymoor, USA. Reunión                preparatoria en Ginebra, Suiza)

 

1982      "¡Qué amables son tus moradas, Señor!" (Sal 84)

              (Proyecto de texto elaborado en Kenia. Reunión preparatoria en Milán, Italia)

 

1983      "Jesucristo, vida del mundo" (1 Jn 1,1-4)

              (Proyecto de texto elaborado por un grupo ecuménico de Irlanda. Reunión                  preparatoria en Celigny-Bossey, Suiza)

 

1984      "Llamados a la unidad por la cruz de nuestro Señor" (1 Cor 2,2 y Col 1,20)

             (Reunión preparatoria en Venecia, Italia)

 

1985      "De la muerte a la vida con Cristo" (Ef 2,4-7)

               (Proyecto de texto elaborado en Jamaica. Reunión preparatoria en                     Grandchamp,  Suiza)

 

1986      "Seréis mis testigos" (Hch 1,6-8)

              (Textos propuestos en Yugoslavia (Eslovenia). Reunión preparatoria en               Yugoslavia)

 

1987      "Unidos en Cristo, una nueva creación" (2 Cor 5,17-6,4a)

             (Proyecto de texto elaborado en Inglaterra. Reunión preparatoria en Taizé,              Francia)

 

1988      "El amor de Dios elimina el temor" (1 Jn 4,18)

                (Proyecto de texto elaborado en Italia. Reunión preparatoria en Pinerolo,                  Italia)

 

1989      "Edificar la comunidad: un solo cuerpo en Cristo" (Rom 12,5-6a)

               (Proyecto de texto elaborado en Canadá. Reunión preparatoria en Whaley,                Bridge, Inglaterra)

 

1990      "Que todos sean uno, para que el mundo crea" (Jn 17)

             (Proyecto de texto elaborado en España. Reunión preparatoria en Madrid,              España)

 

1991      "Alabad al Señor todas las naciones" (Sal 117; Rom 15,5-13)

             (Proyecto de texto elaborado en Alemania. Reunión preparatoria en Rotenburg              an der Fulda, República Federal de Alemania)

 

1992      "Yo estoy con vosotros... por tanto, id" (Mt 28,16-20)

              (Proyecto de texto elaborado en Bélgica. Reunión preparatoria en Brujas,               Bélgica)

 

1993      "Llevad los frutos del Espíritu para la unidad de los cristianos (Gal 2,22-23)

              (Proyecto de texto elaborado en Zaire. Reunión preparatoria cerca de Zurich,               Suiza)

 

1994      "La casa de Dios: llamados a tener un solo corazón y una sola alma" (Hch 4,32)

             (Proyecto de texto elaborado en Irlanda. Reunión preparatoria en Dublín,               Irlanda)

 

1995      "Koinonía: comunión en Dios y entre nosotros" (Jn 15,1-17)

               (Reunión preparatoria en Bristol, Inglaterra)

 

1996      "Mira que estoy a la puerta y llamo" (Ap 3,14-22)

              (Proyecto de texto elaborado en Portugal. Reunión preparatoria en Lisboa,                Portugal)

 

1997      "En nombre de Cristo... dejaos reconciliar con Dios" (2 Cor 5,20)

             (Proyecto de texto elaborado en Escandinavia. Reunión preparatoria en                Estocolmo, Suecia)

 

1998      "El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad" (Rom 8,14-27)

              (Proyecto de texto elaborado en Francia. Reunión preparatoria en París,               Francia)

 

1999      "Él habitará con ellos. Ellos serán su pueblo y el mismo Dios estará con ellos"                (Ap 21,1-7)

              (Proyecto de texto elaborado en Malasia. Reunión preparatoria en el                                 Monasterio de Bose, Italia)

 

2000      "Bendito sea Dios que nos ha bendecido en Cristo" (Ef 1,3-14)

              (Proyecto de texto elaborado por el Consejo de Iglesias del Medio Oriente.               Reunión preparatoria en el Monasterio de La Verna, Italia)

 

2001      "Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Jn 14,1-6)

              (Proyecto de texto elaborado en Rumania. Reunión preparatoria en la "Casa de               Odihna", Rumania)

 

2002      "En ti está la fuente de la vida" (Sal 36 [35], 10)

             (Proyecto de texto elaborado por el Consejo de Conferencias Episcopales de              Europa (CCEE) y la Conferencia de Iglesias de Europa (CEC). Reunión              preparatoria en el Centro ecuménico de Ottmaring (Augsburgo, República              Federal de Alemania)

 

2003      "Este tesoro lo llevamos en vasijas de barro" (2 Cor 4, 3-18)

              (Proyecto de texto elaborado en Argentina. Reunión preparatoria en el Centro               ecuménico "Los Rubios" cerca de Málaga (España)

 

2004      “Mi paz os doy” (Jn 14,27)

               (Proyecto de texto elaborado en Alepo, Siria. Reunión preparatoria en                 Palermo, Sicilia, Italia.

 

2005      “Cristo, fundamento único de la Iglesia” (1 Cor 3, 1-23)

               Proyecto de texto elaborado en Eslovaquia. Reunión preparatoria en Piestany,                Eslovaquia.

 

Algunas fechas importantes en la historia de la Semana de oración

1740          Escocia (aproximadamente)

Nacimiento en Escocia del movimiento pentecostal con vinculaciones en América del Norte, cuyo mensaje por la renovación de la fe llamaba a la oración por todas las Iglesias y con ellas.

1820          James Haldane Stewart

El Rvdo. James Haldane Stewart publica "Consejos para la unión general de los cristianos con vistas a una efusión del Espíritu" (Hins for the outpouring of the Spirit).

1840           Ignatius Spencer

El Rvdo. Ignatius Spencer, un convertido al catolicismo, sugiere una "Unión de oración por la unidad".

1867           Lambeth

La primera asamblea de obispos anglicanos en Lambeth insiste en la oración por la unidad, en la introducción a sus resoluciones.

1894           León XIII

El Papa León XIII anima a la práctica del Octavario de oración por la unidad en el contexto de Pentecostés.

1908           Paul Wattson

Celebración del "Octavario por la unidad de la Iglesia" bajo la iniciativa del Rvdo. Paul Wattson.

1926           Fe y Constitución

El Movimiento "Fe y Constitución" inicia la publicación de "Sugerencias para un Octavario de oración por la unidad de los cristianos".

1935           Paul Couturier

En Francia, el abad Paul Couturier se convierte en el abogado de la "Semana universal para un Octavario de oración por la unidad de los cristianos sobre la base de una oración concebida por la unidad que Cristo quiere, por los medios que El quiera".

1958          "Unidad cristiana"

El Centro "Unidad cristiana" de Lyon (Francia) comienza a preparar el tema para la semana de oración en colaboración con la Comisión "Fe y Constitución" del Consejo Ecuménico de las Iglesias.

1964       Pablo VI y Atenágoras I

En Jerusalén el Papa Pablo VI y el Patriarca Atenágoras I recitan juntos la oración de Cristo "que todos sean uno" (Jn 17).

1964      El Concilio Vaticano II

El Decreto sobre el ecumenismo del Concilio Vaticano II subraya que la oración es el alma del movimiento ecuménico, y anima a la práctica de la semana de oración.

1966      “Fe y Constitución" y el Secretariado para la Unidad

La Comisión "Fe y Constitución" y el Secretariado para la Unidad de los Cristianos (actualmente Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos) de la Iglesia católica deciden preparar un texto para la Semana de oración de cada año.

1966      Elaboración conjunta de los textos

Por primera vez, la “Oración por la unidad” se celebra con los textos elaborados en colaboración entre “Fe y Constitución” y el Secretariado para la unidad de los cristianos.

1994     Texto preparado en colaboración con YMCA y YWCA.

2004      Presentación conjunta de los textos

“Fe y Constitución” (Consejo Ecuménico de las Iglesias) y el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos (Iglesia Católica) deciden que en lo sucesivo los textos en francés y en inglés de la Semana de oración por la unidad de los cristianos sean publicados conjuntamente y presentados en un mismo formato.

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[1] Esta selección de oraciones ha sido realizada y presentada por el grupo local.

[2] San Cirilo, nacido en Macedonia (Grecia) y de origen griego y eslavo, tradujo las Escrituras al eslavo, la lengua de su pueblo. La súplica de “las tres lenguas” se refiere a la herejía originada por el hecho de que sólo el hebreo, el griego y el latín podían ser utilizadas como lenguas litúrgicas.

* Esta presentación de la situación ecuménica en Eslovaquia ha sido preparada por el grupo preparatorio local. Se publica aquí bajo su propia responsabilidad.